1. Estamos en J. S.:
Uno de los días especialmente llenos de contenido, llenos de salvación, llenos de profundidad… para todos los hombres, y más para todos los creyentes de todos los tiempos.
La comunidad cristiana, en medio de las dificultades y problemas de
nuestro mundo, hoy tiene mucho que celebrar, que revivir,
que rememorar.
Y la liturgia nos ha regalado tres preciosas lecturas:
a) Una 1ª, del libro del éxodo (Ex 12,1-8.11-14):
- Se rememora el gran acontecimiento de la salida de Egipto, de la salida de la esclavitud, de la liberación del pueblo de Dios.
- El Señor toma la iniciativa y saca a su pueblo de Egipto, de la opresión.
= El Señor pasa liberando. Y se celebra ya, desde entonces, cada año: la
Pascua: -Era el 14 del mes de Nisán, primera luna de abril.
-Un cordero sin defecto, asado al fuego: carne purificada.
-Panes sin fermentar: de prisa.
-Verduras amargas: están en un desierto, con muchas dificultad.
= El Señor liberó, libera y liberará a sus hijos: entonces y en todos los
momentos de la historia.
b) La 2ª es de Pablo a los Cor. (1Cor11,23-26): recuerda la tradición
esencial que él ha recibido: la institución de la Eucaristía:
- Cristo continúa su presencia entre los suyos, entre nosotros: Esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre. Presente entre nosotros, en cada sagrario.
- Él se hace comida y bebida para nuestro caminar.
c) Y el Evangelio, esa escena sorprendente en el evangelio de Jn (13,1-15):
– El Evangelio, que une en la última cena la Eucaristía y el lavatorio.
Eucaristía y Jesús arrodillado a los pies de los discípulos.
– Y en esa institución de la Eucaristía, Jesús que nos dice Haced esto en
memoria mía = Haced esto.
2. Haced esto. Y sabemos bastante bien qué ocurrió aquel Jueves Santo
- Era principios de abril, la primera luna llena, quizás el 5 ó 6 de abril del año 30 de nuestra manera de contar los años (según otros: año 33).
- Son las fiestas de Pascua, fiesta de liberación. Muchos peregrinos.
- En todas las familias, una comida especial: cordero sin defecto, panes sin fermentar, verduras amargas que recuerdan el desierto.
- Se celebra, se relata y se explica la ceremonia a los hijos.
- Jesús también va a celebrar la Pascua: por la mañana, dos discípulos fueron a Jerusalén a preparar el sitio para la cena, una sala grande, en la casa del padre de Marcos.
- Jesús llega al lugar de la cena: se miran… hay alegría de hermanos, y quizás habría miedo… Miran al Maestro. Se reclinan, van comiendo…
- En un momento Jesús rompe el plan: se levanta, toma una toalla, se arrodilla a los pies de uno, se los lava… de otro… de otro… Resistencias… Diálogo…
- ¿Qué es esto? Y lo explica: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? … Me llamáis el Maestro y el Señor … Y lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, hago esto, haced vosotros lo mismo…
= Replanteamiento total de vida: El Maestro es el que sirve, el Señor es el
que lava los pies… Dios es amor… Humildad, servicio, anonadamiento.
3. De toda esta vivencia se nos queda muy clara esta unión: Eucaristía,
Servicio y amor fraterno, Sacerdocio:
a) Eucaristía: Presencia de Jesús entre nosotros
– Dios estuvo siempre con su pueblo, liberándolo, sirviéndolo…
– El Señor continúa entre nosotros: su presencia, la Eucaristía, es
nuestro alimento diario. Dios está aquí, y nosotros estamos con Él…
En las situaciones de nuestro mundo actual, también. ¡Vivámoslo!
b) Servicio: Su presencia es sirviéndonos … Amor a Dios, amor fraterno
– Dios, el Señor, se arrodilla a nuestros pies: para curarnos nuestro
cansancio, para limpiarnos nuestra suciedad…
– Dios nos está amorosamente purificando.
– Haced vosotros lo mismo = Día del amor fraterno = Cáritas.
– En la situación que vivimos, ¿cómo puedo yo servir a los demás?
¿Qué hacer para con enfermos, los mayores, los aislados…?
c) Sacerdocio: La Eucaristía requiere el sacerdocio
- Él instituyó el sacerdocio para actualizar su presencia en la Eucaristía y para servir a la comunidad.
- Si el Señor actuó lavando los pies, su iglesia toda, y los sacerdotes en ella, hemos de actuar como Él.
- Hay quienes dan mucho en esa forma de vivir: demos gracias a Dios y apoyémoslos con nuestra oración. Y hay a quienes nos falta mucho: oremos por nuestra conversión diaria.
- Que tengamos siempre, como decía san Manuel González, sacerdotes no ganapanes sino gana-almas … Sacerdotes capaces de morir a los pies de un sagrario o a las puertas de un pobre.
- A la luz de los gestos del papa Francisco.
Hoy es Jueves Santo, un día entrañable, una fiesta de las pocas que relucen más que el sol (“Tres días hay que relucen más que el sol: jueves santo…”).
Hoy recordamos agradecidos y asombrados la muestra del inmenso amor de Dios. Día inolvidable, por tanto, para todos nosotros.
Y espontáneamente nos brota:
- Gracias, Señor, por tu actuación en la historia.
- Gracias, Señor, por la Eucaristía.
- Gracias, Señor, por los pies de mis hermanos.
- Gracias, Señor, por todos los que sirven.
- Gracias, Señor, por el regalo del sacerdocio.
- Y… tenemos miedo, Señor, por la situación actual.
Una tradición milenaria
Sí, día inolvidable para nosotros, como lo era la Pascua para los judíos. Ellos habían vivido la experiencia impresionante de que Dios estaba a su lado, de que Dios no los quería esclavos, sino mujeres y hombres libres.
Lo viven, lo experimentan, y lo cuentan a las siguientes generaciones, desta-cando, en la primera lectura, tres puntos:
- La descripción detallada de cómo celebrar la cena pascual.
- La acción de Dios a favor de su pueblo y de la justicia.
- El compromiso de fraternidad del pueblo de Dios: solidarios y comprar-tiendo la fiesta entre todos.
Un gesto entrañable
Pablo en 1 Cor 11,23-26 nos ha narrado la institución de la Eucaristía. El relato nos lo transmitirán también los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas.
El evangelista Juan completa muy bien la visión del relato de la última cena, la noche antes de padecer Jesús: recoge la entrañable ocasión del Lavatorio de los pies al final de la cena.
La actitud de Jesús, de rodillas y a los pies de los discípulos, contrasta con el gesto de sorpresa y negativa de Pedro… de los discípulos… de tanta gente…
¿Y de nosotros? ¿Qué pensamos de un Dios a los pies de la criatura, de un Dios que va a dar la vida por sus criaturas? Los judíos lo tomarán por un escándalo; los sabios por una estupidez… Y nosotros, ¿lo entendemos?
Él mismo, tras convencer a Pedro quiere convencernos a nosotros: ¿Com-prendéis lo que he hecho? Me llamáis El Maestro y El Señor… y decís bien… Haced vosotros lo mismo.
Porque se trata de que entendamos el alcance de un gesto tan sencillo –lavar los pies- que implica su decisión de dar la vida por todos.
Y de que tú y yo, cada uno de nosotros, la demos junto con Él.
Un compromiso ineludible
Pues si lo hemos comprendido, ya sabemos: ¡Vamos a hacerlo vida en nuestra vida! Es muy fácil lo que hemos de hacer, junto con el Señor:
- Lavarnos los pies los unos a los otros. Ésa es la señal de gastar nuestra vida por el hermano, por cada hermano…
Y en especial y siempre por el más débil, por el que está roto, por el que ni sabe ni puede y, a veces, ni siquiera le dejamos hablar…
Tú sabes por quién has de hacerlo, ponle nombre y rostro…
Y en esta situación de enfermedad especial que vivimos, de soledad y dolor de muchas personas y familias… más necesario aún es…
- Dios quiere que nos amemos, que nos ayudemos, que compartamos lo que tenemos… la fraternidad…
Día del Amor Fraterno: ¿Qué comparto yo? ¿Con quién lo comparto?
Este año con una intensidad especial: la crisis nos afecta, y nos afectará aún muchos más, a todos, pero a los hermanos más pobres, más…
La parroquia nos pide un esfuerzo extra, una colecta más fuerte para compartirla: A más necesidad… más fraternidad, así de necesario es.
Puedo concretarlo: ¿Un tanto por ciento de mis ingresos de este mes…?
- Un compromiso que brota de la fuente, de una vivencia gozosa y fundante: Vivir la Eucaristía.
Jesucristo está presente, real, vivo entre nosotros en el sacramento de la Eucaristía.
Es el que nos espera, el que nos escucha, el que entiende nuestras rebeldías, el que consuela, el que nos alimenta, el que hace camino con nosotros.
¡Es grande adorarlo!
Y, finalmente, una oración “interesada”
- Para hacer esto en memoria suya… Él llamó a unos pobres hombres, débiles y limitados, y, tras ser discípulos, los instituyó apóstoles.
- Oremos para que tengamos siempre sacerdotes quienes, lavando los pies de todos, nos sirvan la Eucaristía…
- Y que sean buenos servidores del pan del altar, del perdón que necesitamos, de la fraternidad que queremos vivir.
Antonio Aguilera