TIEMPO ORDINARIO
De nuevo estamos en la normalidad de la vida, en el tiempo ordinario:
- Pasaron las fiestas, los encuentros… Litúrgicamente concluíamos Navidad el domingo pasado con la fiesta del Bautismo del Señor.
- Y ya ahora la vida se serena, se tranquiliza…
En comparación, mirando a las labores de los campos:
- Pasaron tiempos de arada, de siembra; estamos en abonar los campos…
- Es tiempo de serenar, de dejar crecer… ¡Y crece! … Tiempo ordinario.
Y este tiempo ordinario de la liturgia estamos
- llamados a vivirlo con silencio, con vida oculta, con fidelidad callada…
- Dejando calar a Dios… Devotos de San Ahora…
- Con la actitud del salmista, que hemos repetido: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
AQUÍ Y AHORA, LLAMADOS Y ELEGIDOS
Y en ese sencillo y callado calar de Dios, importa mucho
- Sabernos y sentirnos llamados: -Pablo, llamado a ser apóstol (2ª lec).
-Nosotros, el pueblo que Dios llamó.
- Sabernos y sentirnos colaboradores del Señor.
- Sabernos y sentirnos instrumentos suyos en la salvación:
Jesús llamaba: Sígueme; y los discípulos lo dejaban todo y lo seguían.
Y en ese dejarnos calar por Dios, miremos a la Palabra que Él nos dirige hoy y ahondemos en ella:
1ª lectura: Un llamado, el Siervo
- Elegido especialmente por Dios, dice el profeta Isaías: Tú eres “mi” siervo, estoy orgulloso de ti.
- Pensado desde siempre: Desde el vientre de mi madre me formó.
- Con una misión: Te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra = a todos los pueblos…, a todas las gentes…
Es decir, con una misión: -misión de Dios, misión encargada por Dios,
-para Israel y para todos los pueblos.
El llamado con esa misión era: -Aquel Siervo del que hablaba Isaías.
-Jesucristo mismo, luego.
-Hoy, cada uno de nosotros, tú y yo.
¡Gran alegría ha de producirnos esto!
¡Y qué responsabilidad!
2ª lectura: Pablo, elegido por voluntad de Dios
- Elegido, dice Pablo, no por mi decisión, sino llamado por voluntad de Dios.
- Apóstol suyo para comunicar la gracia y llevar la paz de parte de Dios. Así concluye el párrafo inicial de la carta 1ª a los corintios, que hemos escuchado: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros.
Pablo, llamado así. Nosotros también: pueblo santo que Jesucristo llamó.
Evangelio: Siervos y llamados con un talante muy especial, el de Juan Bautista
- Atento a ver a Jesús que venía… que viene… que está viniendo…
- Proclamándolo Juan Bautista, y hoy nosotros, como el que quita el pecado del mundo, el Señor, el único Señor.
- Desapareciendo Juan Bautista, y hoy nosotros: Está por delante de mí. Yo, sólo indicador, dedo que lo señala… que indica hacia Él…
- Con experiencia progresiva: yo no lo conocía… lo he visto… lo he contemplado… y he dado testimonio de que es el Hijo de Dios.
Así es el proceso de fe.
De esta forma, la Palabra de Dios hoy nos habla de tres llamados: el Siervo, Pablo y Juan Bautista.
Tres elegidos, tres llamados, y tres verdaderos colaboradores.
NOSOTROS, TAMBIÉN ELEGIDOS, LLAMADOS Y ENVIADOS
También nosotros, cada uno de nosotros, hemos sido convocados por Dios.
Esto conlleva: gozo, responsabilidad y asumir la misión que el Señor nos encomienda.
- Hemos visto…
- Hemos experimentado (Palabra, oración, sacramentos, caridad)…
- Hemos de ser instrumentos del Señor: en la familia, en los ambientes, en la parroquia…
Por tanto, ante todo el que Dios pone en mi camino, nosotros como el salmista:
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en mis entrañas.
Y toda mujer que encuentro, es mi hermana. Y todo hombre que encuentro, es mi hermano.
¿Cómo lo trataría Jesús, el Maestro? Así he de tratarlo yo.
Antonio Aguilera