Estoy con vosotros
Jesús ha dicho: Yo soy el Buen Pastor… Yo soy el camino, la verdad y la vida… Yo soy el pan de vida… Yo soy la luz del mundo… Yo soy la vid…
Pues mirad lo que nos dice también hoy, ¡qué bien nos anima a seguir adelante!:
-No os dejaré desamparados…
-Yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros…
Es estupendo afrontar la vida así: jamás estamos solos, el Señor está con nosotros, va a nuestro lado, entiende nuestras dificultades, nos da su mano…
Dice, además, que esto no lo entiende el mundo. Es decir, quien vive con criterios mundanos no puede entender el estar en Cristo, el vivir según Cristo, el tomar un camino de seguimiento de Cristo. Con criterios mundanos, ¡imposible!
¿Criterios mundanos qué son para nosotros en nuestro tiempo? Pues todos aquellos que inculca nuestro mundo de hoy: vivir para mí, yo soy el centro, los demás que se las apañen; vivir en el egoísmo; en la maledicencia (hablar mal de los demás); deseos de totalitarismo; actitudes de violencia o venganza; etc.
Evidentemente, si vivo así no puedo entender los criterios del Evangelio, el plan de Dios… He de renunciar a esos criterios, que son tan inhumanos…
¿Criterios del Evangelio? Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Criterios del Evangelio, por tanto: vivir en el amor de Dios (Si me amáis); buscar a Dios: escucharlo, estar con él…; buscar a los hermanos: compartir x tanto %, des-vivirme para que otros vivan… Y guardar sus mandamientos (Si me amáis, guardaréis mis mandamientos).
Y sus mandamientos ¿en qué, en quién están centrados? Lo recordamos bien:
– 1º a 3º: en amar a Dios sobre todas las cosas.
– 4º a 10º: en amar al prójimo: padres/familia, y todos.
= Dios y los hermanos, es lo radicalmente central de mi vida, de la vida de
un cristiano, de la vida de un bautizado. Todo lo demás es secundario.
Vida de bautizados: injertados en Cristo, glorificamos a Dios
Nuestro Bautismo nos injertó en Cristo: ¡Vamos, por tanto, a vivir con los criterios de Cristo: ser de Dios y vivir para los demás!
Nos bautizamos, sabemos que Dios nos ama: ¡Vamos a corresponder amando, guardando sus mandamientos: servir a Dios y servir a los demás!
Cuando vivimos así estamos siendo mujeres y hombres honrados y estamos dando gloria a Dios. 2ª lectura, 1ª carta de Pedro:
- Glorificad en vuestros corazones a Cristo y estad dispuestos a dar razón de vuestra esperanza, de vuestra fe.
- ¿Cómo? Con mansedumbre y respeto… Y sacrificándoos por hacer el bien. Vivir en Cristo, en criterios cristianos, cuesta… tiene cruz…
Os daré un Defensor
Ponerme yo en segundo lugar, casi olvidarme de mí y que el otro sea el centro (como hace una madre) no es fácil de entender, ni es fácil de vivir. Con nuestra fuerza solamente, es imposible…
Jesús a sus discípulos les promete –proclama el evangelio de hoy- el Espíritu Santo, la plena fuerza del cielo:
Yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor (Paráclito), que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad.
Por tanto, bien cuidados, bien acompañados y bien guiados
Yo estoy con vosotros y vosotros conmigo…, dice el Señor. Y añade: Y os daré el Espíritu de la Verdad, el Defensor que esté siempre con vosotros.
Oye, estamos muy bien cuidados, muy bien acompañados y muy bien guiados…
¡Vamos a abrirle la puerta de nuestra vida al Señor! ¡Que somos mujeres y hombres discípulos de Cristo, bautizados en Cristo! ¡Que venga su Espíritu!
Y nuestros enfermos, hoy Pascua del Enfermo
Y hoy, en toda la iglesia y en nuestra parroquia, rezamos también por quizás los más débiles de la comunidad parroquial, del barrio: los enfermos.
Pascua del Enfermo: Que estemos muy al lado de los enfermos, que sepamos vivir para ellos, que los acompañemos en su soledad… que recemos por ellos.
Que los tengamos siempre como miembros de nuestra comunidad. Y que ellos, por nuestra cercanía y atención, puedan sentirse miembros de la comunidad parroquial.
Y agradecemos al Señor esa tarea callada, sencilla, cercana… de las personas que los visitan, que les llevan la comunión, que les hacen llegar el cariño de la parroquia…, que les atienden en el hospital, que los visitan en sus casas…
Con María
A todos ellos, enfermos, los ponemos en los brazos de nuestra Madre, María.
Y para toda la comunidad le pedimos a María apertura y preparación para recibir al Espíritu.
Cogidos de su mano, cogidos de la mano de una madre, caminamos.
Antonio Aguilera