A) En pocas horas, Navidad
Lógicamente vivimos estas horas ya con el trasfondo de un aconteci-miento muy grande, acontecimiento que marcó la historia de los hombres.
En todo nuestro entorno tenemos el “ambiente de la Navidad”. Navidad en todo y por todas partes… ¡Y en pocas horas!
Un acontecimiento grande es inminente. Y nos abrimos a celebrarlo. Y sabemos que hay tres formas de vivir la Navidad: la Navidad pagana, la Navidad que “preparo yo”, la Navidad preparada al estilo de María de Nazaret.
1) La Navidad pagana
Qué duda cabe que el ambiente es bonito, precioso: luces, calles, comercios, comidas, cantos, regalos, llamadas de teléfono, whatsapp, …
Pero quizás estamos en el clima mundano del gasto, del despilfarro, del estrés, la bulla, el barullo.
Es decir, nos podemos quedar
-con cierta simbología cristiana: belenes, villancicos, iluminación…
-pero vivir una Navidad a-rreligiosa, de gastos, de vaciedad…
Y, ¡ojo!, en esta dinámica, si nos descuidamos ¡podemos entrar todos!
¿Y es que eso es malo? -Quedarse en ello y tenerlo como esencial
es negar el nacimiento de Cristo…
-Y es pasar de los hermanos que están mal…
2) La Navidad que “preparo yo” = La casa que yo le preparo, le hago a Dios.
Ahondemos en la 1ª lectura:
- Cuando el rey David se estableció en el palacio, después de conquistar la
ciudad de Jerusalén, quiso construir un templo para Dios.
-Parecía una idea santa: ¿quién lo iba a dudar? Hasta el profeta Natán lo
vio bien: vete y haz lo que piensas, le dice el profeta a David.
-David aquí es hombre piadoso… hombre agradecido…: es justo corresponder a Dios; para Dios lo primero: aromas, fiestas, danzas, coronas, … y un gran edificio, un templo.
A primera vista, postura santa y… repetida en la historia muchas veces.
- Pero curiosamente el mismo Señor dice: No, así no. ¡Esto no! ¿Por qué?
- Eres tú el que, con tus fuerzas, quieres: construir a Dios el sitio… fijarle la residencia que a ti te conviene…regular los encuentros con él…
= Amarrar a Dios, controlar a Dios, o… “pagar” a Dios.
- Y Dios es más grande y más libre:
-Dios no “cobra” en cosas materiales…
-Dios no necesita nuestros palacios… Dios quiere otra cosa.
-Dios quiere otras vías: corazón contrito, nuevo, transformado…
- Al revés, por tanto: -No sirvo yo a Dios.
-Me ha servido él siempre: “Yo te saqué de los
apriscos”, yo te puse a andar… yo te di la fe…
-Yo te construyo a ti una casa.
¡Y nos construyó el verdadero templo: nos dio al Mesías de Nazaret, el
nacido en Belén!
- No es cuestión de decir nosotros a Dios: ¡Cuántas cosas te traigo!
Es cuestión de decirle y vivir: ¡Aquí estoy, Señor! Por tanto:
3) Como María: Aquí estoy, Señor = Aquí está tu esclava, hágase en mí lo que
tú quieras, como tú quieras, cuando tú quieras.
¿Qué vemos en el Ev?
- Una ambientación sencilla: un pequeño pueblo (Nazaret)… en el silencio de una oración… una joven humilde que escucha a Dios…
Lo que realmente vale: pequeñez, silencio, humildad, escucha…
- Ahí llega la fuerza de Dios, el ángel “Gabriel”: -Es Dios con su fuerza,
-No yo con las mías…
La fuerza de todo un Dios embelesada en una humilde florecilla del
campo, aquella joven nazarena…
- Y Dios allí, así, feliz y repartiendo su gracia: alégrate, llena de gracia…
No temas…¡El Señor está contigo!
- Esa mujer abierta a la escucha de Dios, en el ambiente sano y sencillo… es el mejor templo para Dios, es la casa mejor preparada para el Mesías.
- Ahí el Espíritu de Dios trabaja: él se acerca, él la prepara… Y las entrañas de esa sencilla mujer se hacen fecundas, y nos dan lo mejor de todos los tiempos: el Salvador, el Mesías, el Señor.
B) Bueno, tres maneras de situarnos ante la Navidad
- Preparación pagana… / Preparación la que preparo yo, con mis fuerzas…
O preparación al estilo de María.
- Seguro que deseamos y buscamos esta tercera forma: con María y como ella; con un corazón sencillo y muy abierto… Y todo desde Dios…
- Y muy bien sabemos que para Dios nada hay imposible, dice el ángel.
Y Francisco, con sus palabras, nos ayuda a preparar la Navidad cuando nos dice:
La Navidad suele ser una fiesta ruidosa, nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor.
- Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
- El árbol de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
- Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
- La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.
- Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, la alegría y la generosidad.
- Los ángeles de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
- Eres también los Reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
- La música de Navidad eres tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.
- El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
- La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.
- La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.
- La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
- Tú eres, sí, la Navidad, cuando humilde y consciente recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.
- Una muy feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.
Antonio Aguilera