Frecuentemente, mensajes duros
Con bastante frecuencia los mensajes que nos llegan son mensajes duros: guerras: Israel-Palestina, Ucrania-Rusia…; pateras que naufragan y miles ya de muertos…; políticos viviendo en la mentira y profiriendo insultos…
Bastantes asuntos complejos, nada fáciles de resolver y, ojalá que nos equivoquemos, asuntos duraderos…
Y curiosamente el mensaje de este tercer domingo de adviento –domingo Gaudete- nos viene en clave de alegría, es una invitación a la alegría.
La alegría es algo que pertenece, en esencia, al mensaje cristiano. Y hoy se nos recuerda:
- 1ª lec.: Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios… me ha vestido un traje de gala… me ha envuelto en un manto de triunfo… (Is 61)
- 2ª lec.: Estad siempre alegres… En toda ocasión tened la Acción de Gracias… No apaguéis el espíritu…(1 Tes 5,16ss).
Es decir, a pesar de la enfermedad, de las dificultades y problemas que se nos agolpan alrededor, a pesar del entorno y el horizonte tantas veces oscuro, estamos llamados a vivir la alegría y a contagiar alegría.
Bueno, ¿y cómo se compagina esta alegría que nos pide la Palabra de Dios hoy cuando la problemática social es tan cruda? ¿Cuando la inseguridad y la oscuridad se extienden tan pesadamente por el mundo y en nuestras propias familias?
¿Hay motivos para la alegría?
Sí, hay razones para tener mirada de alegría en la vida. Hay fundamento:
- Dios está cerca: En medio de vosotros está…, dice Juan Bautista (Ev).
- Dios nos ha elegido: El Espíritu del Señor está sobre mí…, dice el profeta Isaías (1ª lec). Espíritu que estaba sobre el profeta y está sobre nosotros…
- Y Dios es fiel y no falla nunca: El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas…, dice el apóstol Pablo (2ª lec).
Por tanto, llevados de la mano de estos tres guías (Juan Bautista, Isaías y Pablo) es posible vivir alegres. Vamos por partes:
1) Dios se hace cercano: En medio de vosotros está, dice Juan B. (Ev):
El Evangelio nos presenta hoy a Juan como testigo de la luz, como voz que grita esperanza en medio de un desierto.
¿Qué nos dice este testigo, qué nos grita esta voz?
- En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno ni siquiera de desatar la correa de la sandalia.
En mitad de todas las dificultades que nos sobrevienen hoy en nuestro mundo actual y a pesar de nuestros encerramientos, egoísmo y pecado, la cercanía de Dios es muchísimo más poderosa que el alejamiento de él que podamos, en algunos momentos, sentir: ¡Dios está y estará siempre cerca!
Juan Bautista es hoy –evangelio- el mediador y el testigo de esa cercanía.
Tú y yo también hemos de ser testigos y mediadores de la cercanía de Dios para los demás.
2) Y ese Dios nos ha elegido (Is, 1ª lec): El Señor me ha ungido, me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados… para proclamar el año de gracia…
Es decir: el Señor se ha fijado en ti y en mí –con todas nuestras limitaciones y debilidades- y te ha llamado, y me ha llamado. Nos ha dado la vocación de llevar alegría, gozo y esperanza a todos.
¿Que yo tengo vocación? ¿Que Dios me ha llamado a mí?, dirá alguno.
Sí, los creyentes vivimos la vida siempre desde ese presupuesto; todos vocacionados, todos llamados por el mismo Dios, todos llamados:
- A ser persona sensata, madura, coherente, responsable, cordial…
- A ser discípulo del Señor, todos los aquí presentes… Por el Bautismo estamos llamados a ser hijos de Dios y a ser hermanos en una comunidad amplia, la Iglesia, servidora del mundo.
- Y cada uno en nuestra vocación concreta y específica: matrimonio, sacerdocio, vida religiosa, vida laical entregada…
= Dios se ha fijado en cada uno de nosotros, nos ha elegido y nos ha llamado.
Estad siempre alegres
Dios está entre nosotros, Dios nos llama a cada uno personalmente, Dios es fiel y no falla nunca… ¡Pues es verdad: podemos estar alegres! ¡Vivamos la alegría del Señor y de discípulos del Señor! ¡Y contagiemos esa alegría!
¿Método? ¿Forma? Isaías y Pablo dicen:
- Da la buena noticia, venda los corazones rotos, busca la libertad de todos los hermanos… (Is, 1ª lec).
- Sé constante en el orar… No apagues el Espíritu… que sopla por todas partes. Guárdate de toda forma de maldad… (Pablo, 2ª lec).
Y siempre como Juan Bautista: humilde testigo, que da testimonio de la luz.
Antonio Aguilera