1. Domingo final del Año Litúrgico: Jesucristo Rey del Universo
Recordamos todos perfectamente que hace casi un año celebrábamos una gran fiesta, el nacimiento de un niño en Belén: ¿Lo recordamos, verdad? Era la fiesta de la Navidad.
Aquella fiesta de la Natividad del Señor la habíamos preparado con cuatro semanas de antelación: el tiempo que llamamos de Adviento. Con el primer domingo de Adviento comenzábamos el Año Litúrgico. Luego Navidad, y después venían Cuaresma, Pascua, Pentecostés… y culminamos hoy.
Año litúrgico, como bien sabemos: desde el Domingo 1º de Adviento hasta hoy, domingo de Jesucristo Rey del Universo.
Y efectivamente, hoy celebramos nosotros la fiesta de Jesucristo Rey del Universo.
Inicialmente esta fiesta se celebraba el domingo anterior al día de Todos los Santos. Pero el Concilio Vat II decidió cerrar el año litúrgico con esta festividad, queriendo subrayar así la victoria final de Jesús.
Históricamente esta solemnidad fue instituida por el papa Pío XI, en 1925, tiempos muy convulsos y de fuertes tensiones. Pío XI fue elegido papa en 1922, cuando aún estaba muy reciente la dura experiencia de la Primera Guerra Mundial (1914-1918); muy reciente también la Revolución rusa de 1917; en 1922 Mussolini organizaba la marcha sobre Roma; y en 1923 Hitler intentaba un golpe de estado en Munich. Como es fácil de comprender, eran momentos para alarmarse, tiempos de intranquilidad y miedo, tensiones crecientes… Y Pío XI pensaba que la solución esencial para la paz era atenerse al mensaje de Cristo, al mensaje de su evangelio: si Cristo fuese el rey de este mundo, muy distintas serían las cosas. Y pensando así instituyó esta fiesta, aprovechando, además, que en aquel 1925 se cumplían mil seiscientos años del concilio de Nicea, donde se habían añadido al credo apostólico las palabras “Y su reino no tendrá fin”.
2. La Palabra de Dios hoy
Pues bien, al hilo de la Palabra de Dios qué vemos y qué llamada se nos hace a nosotros para vivir esta festividad según Dios quiere: ¿qué une a la 1ª lectura y al evangelio de hoy? La concepción del rey como salvador en medio de las dificultades. Así vemos:
A) David, el rey salvador (1ª lec, 2 Samuel)
En la primera lectura vemos que las tribus del norte, Israel, están desorganizadas, son atacadas por los enemigos, les falta unión para poder defenderse… así no pueden subsistir, necesitan un rey que les una y les salve.
Y buscan a David, que ya es rey de Judá, recordándole que el Señor ha dicho: Tú serás el pastor de mi pueblo, Israel; tú serás el jefe de Israel. David asume la misión y salva a aquellas gentes.
B) Jesús, el rey que salva… pero de forma impensable (Lc 23,35ss)
Jesús había dicho ante Pilato “Mi reino no es de este mundo”. Y bien claro queda eso mirando a la escena que nos narra el evangelio de hoy. Nos acercamos a ella con mirada contemplativa, “como si presente me hallare” (que decía Ignacio de Loyola), y vemos:
- Magistrados: Se reían de él: a otros ha salvado, que se salve a sí mismo. Eran religiosos, autoridades judías, pero en su cabeza tienen una idea de Dios según sus tradiciones, que no coincide con el Dios de Jesús… No lo entienden…
- Soldados: Ellos son simples ejecutores, pero también se burlaban… Si tú eres rey, sálvate a ti mismo. Tampoco ellos entienden nada…
- Malhechor 1º:Insulta. ¿Un Dios que no puede salvarse? Imposible.
- Malhechor 2º:Sufre el mismo dolor que el primero, pero intuye otro tipo de realeza, intuye el misterio de la persona de Jesús, intuye que en esa debilidad se esconde un verdadero poder… Y le pide con una petición muy bella y sencilla: Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
Y Jesús le contesta: Te lo aseguro, hoy estará conmigo en el paraíso”.
Jesús ha salvado a aquel hombre de fe profunda, que sí cree que ese ajusticiado es rey y que pronto estará en su reino.
David en Israel salvaba de una forma, Jesús salva de otra muy distinta, desde la debilidad, desde la Cruz… de manera impensable. Así es nuestro rey,
3. Nosotros también creemos que Él es quien salva
Lo proclamamos salvador del mundo y hoy lo celebramos como Jesucristo Rey del Universo. Él sigue salvando… de maneras impensables…
Una pregunta me hago: ¿es rey en mi vida personal?
Pablo, escribiendo a los cristianos de Colosas (2ª lec) lo tenía bien claro y así lo expresaba: JC es imagen de Dios invisible… Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él… Es la cabeza… es el principio… es el primogénito… en Él reside la plenitud…
¿Es el primero… el principio… el que da la plenitud a mi vida?
Él quiere ser nuestro rey… Dejémoslo reinar en nuestra vida personal.
¡En Él está nuestra salvación!
Antonio Aguilera