1. Todos los Domingos, días de gozo y alegría
Los cristianos tenemos semanalmente un día de especial celebración, de gozosa celebración: es el Domingo.
¿Por qué celebramos el Domingo gozosamente? Podríamos dar diversas respuestas, según la pasión que hay en el corazón de cada cual: porque no hay colegio; porque no vamos al trabajo; porque me encuentro con familia o con amigos; porque me gusta el fútbol y juega mi equipo; porque hacemos salidas, excursiones, por senderismo, por playa en verano… Así, muchas respuestas…
Pero los aquí presentes sabemos muy bien que los cristianos tenemos una respuesta especialmente grande para este día de fiesta: porque es el día en que resucitó el Señor; lo crucificaron, y está vivo; quisieron enterrar su mensaje, pero… resucitó. Aquel Domingo, primer día de la semana, resucitó; y es el Señor de la historia, el Señor del universo, nuestro Señor.
Y la liturgia –que nos ofrece cada Domingo una celebración- tiene dos Domingos al año para insistirnos en el gozo y la alegría: en Cuaresma (4º), el Domingo laetare; y en Adviento (3º), el Domingo gaudete. Laetare indica la alegría, gaudete indica el gozo = Alegría y gozo han de ser características fundamentales de todo seguidor de Jesucristo, de todo discípulo de Jesucristo.
Por tanto, hoy, felices, gozosos, con alegría profunda todos: hoy es Domingo gaudete, Domingo de gozo y alegría en la mitad del Adviento.
2. La Palabra de Dios hoy
Y evidentemente la alegría es lo que nos recalca la Palabra de Dios hoy:
- Sofonías: “Regocíjate, pueblo de Dios; alégrate y gózate de corazón… El Señor ha cancelado tu deuda, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey en medio de ti y ya no temerás. Él se goza y se complace en ti…”
- Salmo: “Gritad jubilosos: ¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel! Dad gracias… invocad su nombre… contad a los pueblos sus hazañas…”
- Pablo a Flp: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres… El Señor está cerca… La paz de Dios custodiará vuestros corazones…”
- Evangelio, Juan Bautista: nos da el camino para que en nosotros esa alegría y ese gozo sean verdaderos y profundos: “-Maestro ¿qué debemos hacer? -El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida que haga lo mismo… No hagáis extorsión a nadie, no os aprovechéis de nadie…”
3. ¿Dónde está la razón de la alegría?
A Sofonías el profeta, a Pablo, a Juan Bautista Dios los ha invadido, ha calado profundamente en ellos. Y ellos han abierto su corazón a Él, lo han dejado entrar en sus vidas.
- Un primer motivo: Dios ha perdonado, ha cancelado su deuda: es el oficio de Dios; un rabino, ante la pregunta de un discípulo sobre si Dios no se aburría en su eternidad, contestaba: –Nooo, Dios perdona, y perdona, y perdona…
Y así el Señor perdonó, canceló la deuda de Zaqueo,
de la pecadora pública, de Pedro, de Magdalena…
= Y cancela nuestra deuda: vivimos la alegría del perdón continuado…
- Y segundo motivo: “El Señor está en medio de ti”: está contigo, se goza en tu presencia, “se goza y se complace en ti…” (Sof, 1ª lec).
Segundo gran motivo para nuestra alegría: jamás estamos ni estaremos solos. Siempre viviremos en compañía; y una compañía a quien le complace estar con nosotros. Un acompañante que está con nosotros como en día de fiesta.
4. Dada esta alegría profunda, ¿qué postura hemos de tener?
- Un agradecimiento enorme a Dios: siempre caigamos de rodillas ante Él. No olvidemos jamás la lectura de su Palabra, la oración, el conversar con el Señor, la acción de gracias, el diálogo…
- Una adecuada concreción del amor en los hermanos, que Dios se identifica con cada uno de mis hermanos: “Lo que hicisteis a uno de los más pequeños, a mí me lo hicisteis…” (Mt 25).
- “¿Qué debemos hacer?”, pregunta la gente a Juan el Bautista. ¿Qué debemos hacer?, preguntamos hoy cada uno de nosotros. Y Juan dio un mensaje muy sencillo y muy diáfano a la gente en general, a los publicanos, a los militares, a cada uno de nosotros hoy:
–El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene: compartir es la verdadera libreta de ahorros para el cristiano…
= ¿Qué voy a compartir en Navidad? ¿La mitad de lo que gaste?
–El que tenga algún poder: nunca extorsionar a nadie; en todo lo
posible, que esté siempre al servicio de los más débiles…
4. La alegría, vivencia de María y llamada constante de Francisco
–María, Magnificat: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.
-Francisco: Evangelii Gaudium; Laudato si´ (La alegría de la creación);
Gaudete et exsultate (La alegría de la santidad).
Antonio Aguilera