A) Figura de Juan el Bautista
Continuamos –hoy Domingo 2º de Adviento- en esta andadura entrañable de caminar hacia la Navidad, de preparar ese encuentro importantísimo Dios-hombre, de acoger al Señor que llega. Es adviento, Domingo 2º.
¿Cómo hacer nosotros bien este caminar en el que estamos? Nos presenta hoy Marcos en su Evangelio la figura de Juan el Bautista, persona, profeta –el mayor nacido entre los hombres, según dijo de él Jesús mismo- que es una llamada profunda para cada uno de nosotros por varias razones: 1) por donde habla, 2) por como vive, 3) por lo que dice.
1. ¿Dónde habla? Una voz grita en el desierto
Nosotros, creyentes, estamos llamados a vivir y comunicar la Buena Noticia, la alegría del evangelio; estamos llamados a anunciar una nueva forma de vivir en mitad de un mundo donde son muy fuertes “el pecado, la tristeza, el vacío interior y el aislamiento (EG 1); donde el corazón se nos hace cómodo y avaro y caemos en la búsqueda enfermiza de placeres superficiales (EG 2); donde la pandemia que sufrimos por el coronavirus nos tiene a todos acobardados y con bastante miedo.
Es decir, estamos llamados a vivir y comunicar el Evangelio, la Buena Noticia de Dios en un mundo muchas veces de pecado, corrupción, intereses y placeres superficiales, de miedos. Llamados a vivir el Evangelio en un desierto.
Juan en un desierto, nosotros también en un desierto.
Nos decimos: nadie quiere seguir esto… No me van a creer… No sé hacerlo… Me dirán que soy tonto… = Predicar en el desierto.
Juan fue una voz que gritó fuerte: no se buscó excusas, no miró peligros, no se acuarteló en su intimismo, no se encerró entre muros… Dios le pedía vivir, le empujaba a vivir… Y él vivió, y él dijo. Y él fue responsable en esa misión.
Dios nos está llamando a nosotros a vivir la alegría del encuentro con Jesucristo… A poner los medios necesarios para avanzar en el camino (EG 25) para una conversióngrande en adviento, para ser iglesia en salida(EG 20).
¿Qué respondemos nosotros? ¿Qué te respondo yo hoy, Señor?
2. ¿Cómo vive? Su vestido y su alimento, lo del desierto
Según el Evangelio, Juan vestía y se alimentaba con una austeridad total.
¿Pensamos que la persona es más feliz acaparando, acumulando, engañando a otros para tener yo más, aunque sea entrando en vías de corrup-ción? ¿Más felices por fondo de armario o por cuentas ladronas?
Hay quienes piensan esto… Y se pierden… Y nos pierden a todos.
Muchos de nosotros, de pequeños vivimos sin comodidades, con lo justo, en ocasiones incluso con escasez en la familia… y éramos felices. ¡Hasta disfrutábamos de lo poco que teníamos!
Sin pasar necesidad de lo que es necesario, pero ¿no habrá que pensar que por el camino de la austeridad hay mejor camino que por donde nos atrapa el mundo actual? ¿Nos atrapará este año también el consumismo en estas fiestas?
Vivir nosotros con lo necesario y no más, y educar a los demás a vivir con lo necesario… y no más. ¡Que se es más feliz y se comparte mejor!
3. Y ¿qué dice Juan? Dónde vive… Cómo vive… y qué dice
Se está fijando, y prácticamente repitiendo, en palabras del profeta Isaías: Preparadle el camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que los montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale (Is 40, 1ª lectura)
Nos está proponiendo, gritando, un plan de conversión. Adviento es tiempo de cambiar, un tiempo de enderezar lo torcido:
- Yo no tengo cuentas en Suiza, pero ¿robo = hago mal al conjunto de la sociedad no trabajando lo que debo trabajar, siendo irresponsable…?
- Lo que yo tengo que abonar para el común de todos, ¿lo llevo al día o caigo en esa pecaminosa idea de “a mí el IVA no me lo pongas”?
- ¡Es que hay tantos que viven en lo torcido!, me digo. Y yo… me guío por ellos… ¡Ni hablar! He de guiarme por la verdad y la honradez, ¿o no?
- Un discípulo del Señor ha de ser una mujer, un hombre que viva y luche contra toda corrupción. Nuestro ejemplo a seguir no es el que se metió en ella, sino el Señor Jesús, que nos pide una vida muy limpia, en todo.
B) Un rearme moral
¿Qué os parece? ¡Vamos, donde quiera que estemos cada uno, a por un profundo rearme moral! Esto es hoy imprescindible, impostergable, inaplaza-ble… Vivir en la honradez y en la verdad eso es preparar el camino al Señor.
Y eso es conversión personal, conversión familiar, cambio de estructuras… Esto lo quiere el Señor hoy de nosotros, sus discípulos, su Iglesia.
Así se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres (1ª lec). Porque es cierto lo que nos dice Pedro (2ª lec): El Señor no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. Así apresuramos la venida del Señor y, confiados en Él, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia.
¡Esto es lo de Dios! … Y María nos ayuda en este caminar…
Antonio Aguilera