1. Dos jóvenes… no aptos para el Sínodo
Queridos hermanos, entramos toda nuestra iglesia en una etapa muy interesante y que puede ser –ojalá que sí- muy fructífera para todos los cristianos: una etapa sinodal. Desde hoy hasta octubre de 2023 reflexionaremos, oraremos, trabajaremos Por una Iglesia Sinodal. Es decir, nos vamos a replantear cómo caminar juntos todos, juntos fieles y pastores, juntos en la oración, en la reflexión y en la toma de decisiones.
Para esta manera de caminar, tenemos justo en el evangelio de hoy un ejemplo que no debemos seguir: quienes quieren para ellos los primeros puestos.
Jesús y los discípulos van camino de Jerusalén. Subir de los llanos de Galilea a la colina de Sión, en Judea, donde se asienta la ciudad de Jerusalén, es un itinerario geográfico, por supuesto. Pero es mucho más, es también un itinerario de aprendizaje y cambio de mentalidad: “subir a Jerusalén” es ir comprendiendo que el mesianismo de Cristo es distinto del que había en la cabeza de muchos judíos; esperaban un Mesías poderoso, y éste que ha llegado se comporta de manera muy distinta; esperaban gloria y honor, y este Mesías sube a Jerusalén, lugar donde lavará los pies de los discípulos y entregará la vida… En vez de gloria y honor, va a ser servidor de todos, hasta dar su sangre en la cruz.
Jesús quiere ir enseñando este distinto camino mesiánico a los discípulos, pretende que lo vayan comprendiendo, pero ellos tienen la mente embotada, ese camino no lo huelen…
En la escena vemos, primeramente, a Santiago y Juan: “Maestro, concédenos en tu reino sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Es decir, sitúanos bien, y danos los puestos principales. Y lo piden con decisión.
Hay diálogo, Jesús les frena: “No sabéis lo que pedís: ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo que yo me voy a bautizar?” Ellos dos, decididamente, contestan que sí: “Sí, lo somos”. Es el impulso del entusiasmo, del vamos contigo, vamos a por todo.
Jesús les deja claro que de lo del puesto no importa: eso es cosa del Padre Dios, nos lo tiene ya preparado a cada cual. Hablemos del “ahora”.
2. Los diez restantes se indignan… tampoco tienen actitud sinodal
Santiago y Juan quieren los primeros puestos, los lugares de honor, está claro. Los demás han escuchado, y no están ni mucho menos con mejor actitud: se han picado y se han indignado con la petición de los dos hermanos; dice el evangelista: “Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan”. O sea, ¡que todos querían el primer puesto! La escena es verdaderamente escandalosa: disposición a seguir el estilo de Jesús, ninguna; en ninguno.
3. Jesús los reúne a todos y clarifica
Releer: Sabéis… Vosotros nada de eso… Porque el Hijo del hombre…
Jesús, por tanto, lo dejó muy clarito:
- Seguirme a mí no es ser “grande” de aquí, sino ser el servidor de todos.
- El Hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida por todos.
- Y la 1ª lectura, de Isaías, nos habla de que la salvación viene por el “Siervo” de Yahvé, figura del Mesías que habría de venir: Mesías-siervo.
¡Cuánto debió sorprender esto! Ser grande es ser el siervo de todos, el servidor de todos. Cambio total de mentalidad, entonces y hoy.
4. Hoy nosotros
El Evangelio es para contemplarlo… y para aplicarlo a:
A) Iglesia entera
Para servir nació la Iglesia, y bien claro nos lo dice, día tras día, el papa Francisco: salir de nosotros y llegar a todas las periferias (EG 20), involucrarse en la problemática de los que sufren (EG 23), lavar los pies de la gente…
Y gracias a Dios se hace: solo Cáritas española cuenta con alrededor de 75.000 voluntarios, y cuantísimos más catequistas hay… Se sirve así a la gente en sus necesidades externas y en sus necesidades formativas y espirituales.
Pero hemos de seguir creciendo y mejorando en nuestro ser iglesia. Y para ello el papa nos convoca a todos los católicos a reflexionar, orar y trabajar Por una Iglesia Sinodal, una iglesia en la que las actitudes de Comunión, Participación y Misión estén en la mente y en las entrañas de todos nosotros.
B) Iglesia de Málaga
Y hoy abrimos en nuestra diócesis esta etapa, etapa que nos hará ser más fieles al evangelio, mejores hijos de la iglesia y buenos servidores de nuestra sociedad.
5. Por tanto, hermanos,
Que acrecentar entre nosotros la comunión, vivir participando todos, y yendo cada cual a la misión evangelizando donde quiera que estemos, sea la vivencia que tengamos todos y la disfrutemos todos. ¡Pongámonos en marcha!
Así viviremos lo que hemos escuchado hoy del Maestro: “Entre vosotros, el que quiera ser grande, sea el servidor; y el que quiera ser el primero, sea el esclavo de todos”.
Antonio Aguilera