1. Fanatismo grupal
Todos hemos observado y vivido cómo en ocasiones nos vemos envueltos en situaciones de fanatismo absurdo, podríamos decir. Un par de ejemplos:
- Mi equipo es el mejor de mundo: entonces en un partido todo lo que hace el adversario es falta, merece tarjeta roja, han marcado el gol fuera de juego, son marrulleros, el árbitro no sabe lo que hace, el “var” es inútil…
- Mi grupo parroquial, mi movimiento, mi cofradía es lo único bueno, todos los demás andan extraviados, …
- Lo mío, lo nuestro, … ¡aquí es donde hay clase, aquí es donde hay buena madera! Lo de los demás… ¡cascarilla!
Quizás estoy caricaturizando un poco, pero ¿no es verdad que, a veces, nos ocurre algo parecido a esto?
Y cuando nos paramos a reflexionar tranquilos, caemos en la cuenta de lo absurdo que es pensar y actuar así, de lo equivocados que andamos cuando vamos así por la vida.
2. Primera lectura y Evangelio
Algo por el estilo nos encontramos en Josué (1ª lec) y en Juan (Evang):
1ª lec (Núm):
- En aquella comunidad creyente, la capacidad de discernimiento y de decisión, la tiene Moisés. En una ceremonia esa capacidad se concede también a un grupo de ancianos, de responsables… Moisés y ese grupo van a ser los responsables…
- A otros dos ancianos, que no pudieron ir a tal ceremonia, resulta que un muchacho los ve anunciar ellos también el buen mensaje, los ve profetizar. ¿Pero esto no es propio de Moisés y el grupo escogido? –se cree él-. Y va corriendo a denunciarlos…
- Josué, hermano de Moisés, celoso de su responsabilidad (y de sus intereses…), llama a la acción: “Señor mío, Moisés, prohíbeselo”.
Evangelio (Mc):
- Jesús cura, hace el bien, anuncia un mensaje de liberación… Los discípulos lo están viendo cada día. Pero ahora observan que hay otro hombre que igualmente hace el bien, que también ayuda a otros, que sus palabras son de bondad…
- ¿Esto no es propio de nuestro grupo? Y van a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir porque no es de los nuestros”.
Está claro, como aquellos dos ancianos “no son de los nuestros”, hay que minusvalorar lo que hacen y prohibírselo. Y como aquel a quien han visto los discípulos “no es de nuestro grupo” hay que impedirle hacer el bien que hace.
- ¿Cuál es la reacción de Moisés? Dice a Josué: “¿Estás celoso? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!”
- ¿Cuál es la reacción de Jesús? Dice a los discípulos: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede estar en contra de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro”.
Es decir:
- Vamos a estar abiertos a todo lo bueno de los demás, sean quienes sean.
- Vamos a aprender de todos los demás: todos pueden enseñarme algo.
- Sean quienes sean y piensen como piensen, vamos a colaborar con todos los demás en hacer el bien y en buscar juntos el buen camino.
3. Dos cosas nos pueden estorbar
En todo lo que sea bueno, por tanto, sumemos, hagamos camino todos juntos. Y sí que hay dos cosas que nos pueden fastidiar ese camino de unidad:
– 1) El afán de riquezas:Cuando me dedico a acaparar para mí, cuando acumulo, olvidándome de mis hermanos. Santiago, en su carta (2ª lectura: St 5,1-6), nos dice: “Esa riqueza tuya está corrompida, ese oro y esa plata tuyos están herrumbrados… Dios no os resiste”.
– 2) Escandalizar a los demás:“Escandalizar” es poner a otro un tropiezo para que caiga.Jesús nos dice: “Al que escandalice más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar”. ¿Cuándo escandalizo yo? Cuando mis obras no son coherentes con mis palabras, cuando digo y no hago… o hago lo contrario…
¡Que nuestra relación con los demás, por tanto, evite estos escollos y sea de ayuda mutua, de compartir bienes y de buen ejemplo siempre!
4. Y estamos ya en el curso caminando juntos
Ha comenzado ya el curso: esta semana ya los grupos de las parroquias estarán andando… ¡Vamos a caminar unidos, juntos, ayudándonos y fortaleciéndonos!
Y la diócesis nos pide caminar comunitariamente con las demás parroquias, avanzando juntos en todo lo habitual y con tres prioridades para este año:
–“Caminar unidos anunciando nuestra fe, evangelizando”.
–“Ser cristianos en la vida pública cuidando y fortaleciendo la familia”
–“Hacer un camino sinodal, caminar como iglesia decidiendo entre todos”.
Con corazón abierto recibimos esta misión y en manos de María la ponemos.
Antonio Aguilera