1. Contemplamos la escena del evangelio
Vamos, con mucha sencillez, a contemplar la escena del evangelio, “como si presente me hallare”, que decía San Ignacio:
- Jesús y sus discípulos dejan la montaña. Atraviesan los llanos de Galilea.
- Jesús aprovecha el camino para instruir, preparar a sus discípulos: los enviará, antes los prepara (como un noviciado, como un Seminario).
- La instrucción es seria: -Que va a ser entregado…
-Que lo matarán… que será crucificado…
-Que sobre esa muerte estará la fuerza de Dios…
= 2º anuncio de la pasión.
- Ellos -esperaban otra cosa, otro tipo de Mesías: triunfo, honores, gloria…
-por tanto, “no entendían”, “les daba miedo”…
-Y han desconectado… van discutiendo… ¿Qué discuten? Los oímos, los discípulos discuten: “quién será el más importante”.
- Contemplamos: -Jesús está en una onda,
-los discípulos, en otra… ¿Y nosotros?
2. El servicio, esencial
Jesús aprovecha… Nueva instrucción:
- ¿De qué veníais discutiendo por el camino? … Silencio, callados…
- Paciencia…, buen maestro. Maestro, con mayúsculas: Jesús se sentó, llamó a los Doce (hoy, a todos nosotros): El que quiera ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.
= -El servicio es lo primero, es lo esencial, es lo más importante…
-Disponibles siempre para la llamada de Dios
y para la llamada del hermano.
- Y el servicio cuesta cruz, ¿verdad?
- Su vida de entrega, de cruz, su anuncio de pasión… por servidor.
3. Y para sus palabras, una imagen
Una vez más, un modelo, pequeño, casi insignificante en la época: un
niño: -Corazón limpio, tierra virgen…
-Dependiente: necesitado de padres, familia, maestros…
-Sin malicia (confesar a niños, una gozada)…
4. Esto es otra sabiduría
Fijémonos, vamos hablando de -entrega en la cruz,
-servidores,
-con la nobleza de un niño…
– ¿Es ésta la sabiduría de nuestro mundo?
– ¿O es ésta la sabiduría que viene de arriba? (2ª lec, St): pura, amante de
la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras,
constante, sincera.
= ¡Por aquí habrá que caminar!
- En tanto que quizás aún nos quedan ataduras de codicias, rivalidades, envidias, desorden… Y donde se da esto crece toda clase de males.
5. ¡Es posible avanzar por el buen camino indicado!
Sabidurías de abajo… rivalidades, codicias, desorden, mentiras…
Sabiduría de arriba… servicio, entrega, comprensión, misericordia…
- ¡Es posible avanzar por la sabiduría de arriba!, por la sabiduría del justo (1ª lec, Sab), pues dice que hay quien se ocupa de él.
- Caminando por la buena sabiduría, por el buen camino, de nosotros se está ocupando Dios.
- Dejemos, por tanto, a Dios ser Dios, ser Dios nuestro:
- Abriéndole de par en par el corazón…
- Abrazando con Él la cruz de la entrega diaria. Uniéndonos a Él … Tres clases de amor: -del criado: amor “obligado” (no nos vale),
-del hijo: amor “agradecido”,
-esponsal y paternal: amor “sacrificado”.
- Siendo el servidor en la familia, en la parroquia, entre los vecinos…
6. Y todo esto lo queremos vivir en este curso, todos nosotros
- Empezamos el curso… todos “disponibles” y decididos.
- Continuaremos, lógicamente, con la pastoral habitual en todas las parroquias y en nuestra catedral: intentado siempre servir el Evangelio del Señor, el perdón que Dios nos da y el Pan que da vida.
- Concretaremos esfuerzos en toda la diócesis en tres prioridades pastora-les, las líneas que van a marcar el trabajo en este 2021-2022, y que nuestro Obispo nos explicará a todos el próximo 16-octubre-sábado:
- Evangelización: Primer anuncio de la fe.
- Ser cristianos en la vida pública, viviendo la grandeza de la familia
- Vivir en camino sinodal, participando todos: fieles y pastores.
- El próximo viernes, día 24, con estos asuntos de base, viviremos en muchas parroquias una Vigilia de Oración ante la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que celebramos el próximo domingo (26-sept) con el lema “Hacia un nosotros cada vez más grande”.
- Con la fuerza del Señor, es posible vivir así; y haremos realidad que quien quiera ser importante, sea el servidor de todos¸ como nos dice Jesús.
- Y siempre de la mano de María, la Madre, que sabe guiarnos y acompañarnos.
Antonio Aguilera