1) Capítulo 6 de Juan
– Hoy es domingo 18 del ciclo B. Hasta el domingo 16 de este ciclo B (hace dos domingos) estábamos haciendo lectura del evangelio de Marcos, y el domingo pasado, domingo 17, la interrumpimos para leer el capítulo 6 de Juan, que nos llevará hasta el domingo 21.
La razón es que en los tres ciclos, A-B-C, se leen los evangelios sinópticos y no el de Juan; se recurre a éste en algunas ocasiones, cuando parece que expresa mejor algún aspecto importante: y éste es el caso hoy.
Marcos había llegado al relato de la multiplicación de los panes: en Marcos el relato es escueto, en Juan se desarrolla más, tanto que nos ofrece lo que llamamos el “Discurso del Pan de Vida”. Y cinco domingos dedicamos a este discurso que conviene leerlo detenidamente en su conjunto… En estos cinco domingos Jn 6 se distribuye así:
-El domingo pasado, 17: multiplicación de los panes y los peces, el milagro.
-18, hoy: diálogo sobre el maná en el desierto y por qué buscamos a Jesús.
-19: Qué significa “creer” en Jesús.
-20: Qué significa “comer” a Jesús.
-21: Finalmente, la reacción de oyentes y discípulos de Jesús.
2) Asunto base: Dios está al lado de su pueblo, por tanto plena confianza en Él
– En la primera lectura hemos visto que cuando tuvo aquel pueblo creyente antiguo que cruzar un desierto, desde Egipto a la Tierra Prometida, allí estuvo el Señor dándoles la comida que necesitaban: el maná y las codornices.
– Jesús, veíamos en el evangelio del domingo pasado, aquella jornada en la que mucha gente le seguía y no tenían qué comer, a partir de muy pocos panes y peces que tenía un muchacho, llevó a cabo el milagro de la multiplicación, y hubo para que comieran cinco mil hombres, más mujeres y niños.
= Por tanto, queda bien claro: Dios está siempre al lado de su pueblo en sus necesidades, al lado de cada uno de nosotros. Plena confianza en él.
3) Nosotros buscamos a Dios, ¿por qué? ¿Por qué buscan a Jesús?
– Pero ¿por qué busca la gente a Jesús tras el milagro de la multiplicación de los panes? Él se queja ante ellos, según el relato de hoy: Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros.
Es decir, lo buscan porque se han hartado de comer, lo buscan por los beneficios que parece reportar su cercanía, pero no lo buscan por Él mismo ni por seguir su camino de vivir según Dios quiere.
– ¿Por qué buscamos nosotros a Dios? Pues quizás nos ocurre algo por el estilo: lo buscamos porque nos interesa, porque queremos pedirle algo; por “pedir”, la mayoría de las veces.
3) Él nos invita a buscarlo por el alimento que perdura
¿No será ya ocasión de que busquemos al Señor por Él mismo, porque Él es nuestro Dios y Señor, porque queremos seguir su camino con total entrega y radicalidad?
Jesús dice a los discípulos y a la gente, a cada uno de nosotros: Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna …
¿Y qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere? Preguntan.
Y responde Jesús: La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que Él ha enviado.
La gran obra que se nos pide es la fe, la acogida sincera y entrañable de Jesús de Nazaret. Acogerlo como el verdadero pan de vida, como alimento que sacia nuestra vida en lo profundo.
Acogiéndolo a Él nuestra vida se reorienta en positivo y adquiere gran capacidad.
4) Para esa acogida, renovemos la mente, cambiemos el chip
– Pablo, 2ª lectura, nos ha dicho: No andéis ya como los gentiles, que andan en la vaciedad de criterios … Vosotros, en cambio, vivid tal como es la verdad en Cristo Jesús; es decir, abandonad todo lo corrupto y renovaros en la mente y en el espíritu …
- ¿Qué corrupciones tengo que abandonar yo? ¿Cuáles son mis criterios vacíos?
- Soy imagen de Dios, estoy llamado a vestirme de verdadera condición humana. Vestirme de justicia y santidad verdaderas.
– Abandonar corrupciones… Vestirme de verdadera condición humana. Esto lo podemos hacer cada uno de nosotros esta semana en nuestra familia, entre nuestros amigos, en el entorno…
– Y vivir según las palabras finales del evangelio de hoy:
-Señor, danos siempre de ese pan.
-Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí
no pasará nunca sed.
– ¡Vamos a ello! ¡Con la fuerza del pan del altar, el pan de vida!
Antonio Aguilera