1. Dos afanes muy comunes: poder y tener
El día de Santiago nos planteaba la Palabra de Dios en el evangelio la situación de la persona en su desordenado afán de poder: cómo ese afán nos va destruyendo, nos anula como hermanos y rompe la comunidad. Decía a Jesús la madre de los Zebedeos, la madre de Santiago y Juan:
- Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Añadía Mateo, el evangelista: Los otros diez discípulos, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos.
Y frente a esa pretensión de poder, Jesús ofrecía su alternativa, el servicio:
- El que quiera ser grande entre vosotros, que sea el servidor de todos… Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida por los demás.
= El afán de poder, un afán que nos destruye como personas fraternas.
Hoy se nos plantea en la parábola del evangelio otra situación también clarísimamente destructora de la persona: el afán de tener, cuando todo gira en torno al dinero y a cómo conseguirlo, creyendo que el dinero es un dios, el dios que todo lo puede. Pensaba y se dijo aquel hombre rico de la parábola que tuvo una gran cosecha y no tenía ya ni graneros donde almacenar tanto:
- Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida.
Y frente a esa pretensión desmedida del tener, Jesús nos dice:
- Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
= Jesús nos está avisando hoy, nos está invitando hoy a caer en la cuenta de aquello que ya decía el libro del Eclesiastés (1ª lectura):
- Los afanes del hombre (en este caso el poder o el tener), vividos desmedidamente, no son más que vanidad de vanidades.
- El acumular en los graneros (la avaricia, la codicia) se puede acabar muy rápido: Necio –se dice al personaje de la parábola– esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?
- El trabajar y vivir sólo de tejas abajo, las pretensiones humanas mal vividas, no son más que vaciedad sin sentido, vanidad de vanidades.
= ¿No hay otra forma de plantearse la vida?
2. “Aspirad a los bienes de arriba”
Evidentemente que hay otra forma de plantearse la vida, de ser una persona honrada y persona que crea fraternidad en su entorno. Pablo, en la 2ª lectura, carta a los Colosenses, nos lo ha indicado muy bien:
- Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba… Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra…
- Porque vuestra vida está en Cristo… dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
Pablo, enamorado del evangelio y fiel seguidor de Jesucristo, lo tiene muy claro: Dad muerte a esos afanes terrenos, no sigáis engañándoos. Despojaos de la vieja condición humana y revestíos de la nueva condiciónde personas bautizadas en Cristo, de mujeres y hombres discípulos de Cristo.
3. ¿Qué significa para nosotros buscar los bienes de arriba?
Pienso que algo muy clarito:
- ¿Tú eres de Cristo? ¡Pues a vivir con los criterios de Cristo!
- ¿Tú quieres ser persona solidaria y fraterna? ¡Pues desarrolla en ti lo que cree solidaridad y fraternidad con todos…!
No nos conformemos, hermanos, nunca con lo perecedero: tiene su valor, es necesario, pero no lo es todo… Lo que llena es otra cosa, lo que llena es la honradez, la fraternidad, el compartir con los demás, el servicio.
Importa no vivir para mí, sólo para los míos… Importa vivir como humanoy como hermano: me duelen todos, me interesan todos, vivir para todos. Los demás son parte mía, los demás han de entrar en mi vida…
Es de sentido común, de hombre sabio, de mujer sabia, vivir con austeridad, vivir con lo necesario sencillamente y desarrollar los valores humanos y los valores cristianos. Valores que nos llevan a poner en el centro de nuestra vida a Dios y a los hijos de Dios, a todos los hombres.
¿Cómo?
- Reflexionando todo esto ante el Señor, orando: ¿Qué quieres, Señor de mí? ¿Cómo puedo yo servir mejor a los demás?
- Pensando en cada familia: ¿Qué gastos tenemos? ¿Cuáles son los necesarios y cuáles no? ¿Qué podemos y debemos compartir cada mes con los demás?
Hay familias ejemplares, decisión tomada entre todos, padres e hijos.
Un ejemplo:
-¿Qué cantidad concreta vamos a aportar a Cáritas?
-¿Qué tanto por ciento de nuestros ingresos?
Antonio Aguilera