1. Llamados a la evangelización, a dar la Buena Noticia
A veces, y con frecuencia, en tertulias, en reuniones tiramos de nuestra vena pesimista: es imposible cambiar el mundo, esta generación es insensata, ¡para qué esforzarnos en nada!, ¡mejor tiro la toalla y sálvese quien pueda!…
¿Verdad que esto se piensa y se oye, en ocasiones?
¡Pues de eso, nada! ¡Por ahí no ha de ir nuestra carreta, por ahí no han de caminar nuestros bueyes! Precisamente el profeta Isaías, 1ª lectura, nos invita a hacer fiesta: “Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis, alegraos de su alegría… Porque así dice el Señor: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones”.
Y con este ánimo de fiesta y de gozo debía pensar Jesús cuando, como recuerda el evangelio recién proclamado, les dice a los discípulos “poneos en camino”.
Tanto en el profeta Isaías (1ª lec) como en el evangelio hay, por tanto, llamada a llevar buena noticia,llamada a evangelizar.
Para la Iglesia, decía el papa Pablo VI, su único sentido de ser es evangelizar, llevar a todos los rincones del mundo, al corazón de todos los hombres, la buena noticia de que Dios los ama, de que somos hijos de Dios.
Convicción que Juan Pablo II continuó insistiendo en una nueva evangelización: los mismos contenidos del evangelio, pero comunicados con nuevo ardor y nuevos métodos. ¡Y qué bien lo hizo san Juan Pablo II!
Y en ello continúa nuestra Iglesia, continuamos todos, enrique-cidos ahora con esas nuevas formas de transmitir el mensaje de Jesucristo que tiene el papa Francisco: dice cosas muy grandes y se le entiende muy bien, y llega al corazón de todos (Cf. sus homilías diarias, tan hondas y sencillas).
2. Hoy a los 72, y a nosotros…
Lucas, el evangelista de la universalidad (miremos su evangelio y el libro de los Hechos), nos narra el relato de hoy: el envío de los 72 discípulos.
Llevar la Buena Noticia no era asunto sólo de los Doce, los doce apóstoles, luego los responsables de las comunidades… Era misión de todos los miembros de las comunidades, reflejados en los 72 discípulos, número amplio, número simbólico, número que nos indica “todos”, todos los que se han encontrado con el Maestro.
¿Y qué les pide a los 72 discípulos? ¿Qué nos pide a todos nosotros?
-“Poneos en camino”. = Los envía para que colaboren en su proyecto de Reino de Dios… Nos envía para que colaboremos en su proyecto de Reino de Dios, de mundo nuevo, porque –es muy verdad– “otro mundo es posible”. Nos envía a anunciar su paz y a curar:
-“Poneos en camino. Cuando entréis en una casa, decid paz a vosotros. Curad a los enfermos que haya y decidles: está cerca de vosotros el reino de Dios”.
Así los envió, y así nos envía a cada uno de nosotros, los 72 de hoy.
3. ¿Y qué instrucciones les dio -nos da- para la misión a que los enviaba?
Hay varias instrucciones en el relato, por brevedad me fijo sólo es éstas:
-“Los envió de dos en dos”. Ir de dos en dos = La comunidad, el valor de la comunidad, la grandeza de la comunidad: ¿Me apoyo en mis hermanos? ¿Comparto lo que soy y tengo con mis hermanos? ¿O voy de francotirador? De francotirador no anuncio el evangelio de Jesucristo, anuncio lo mío, mis ideas, y puede que muy cortas ideas…. Ir de francotirador en el anuncio del evangelio es maltratar el evangelio. Ha de ser: hermano con los demás hermanos, el grupo con los demás grupos, cofradía y parroquia una sola cosa, la parroquia con las demás parroquias… todos juntos, iglesia universal.
-“¡Poneos en camino!” = ¡Ya! No demos más plazos, esos plazos del miedo, de la desidia, de la cobardía para echarnos al agua, de las mil excusas para no hacerlo… ¿Continúo dando plazos a Dios, “vuelva usted mañana, para lo mismo responder mañana”? La urgencia de la misión…
-“No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias”. = No confiéis en vuestras posesiones, no os apoyéis en el poder… No caigamos en la tentación del apaño y el acomodo… “Para ser libres nos libertó Cristo”, dice Pablo (Gál 5,1): pues vayamos ligeros de equipaje siempre… Nunca he visto yo un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre (Francisco).
-“Os envío como corderos en medio de lobos”. = Y muy listos, con esa listeza y esa astucia de darse cuenta de todo, de verlo todo, pero de no responder nunca ni evadiéndose ni atacando, sino con la vocación sorprendente del discípulo cristiano: la sencillez, la humildad, la bondad, la amistad, el llegarse con paz a casa de todos, la conversación correcta…
4. Conclusión
Hay camino, tenemos misión, hay que ponerse en marcha… Sabiéndonos discípulos de Jesús y actuando como Él. Y felices y contentos de que Él, el Señor, cuenta con nosotros. ¡Gracias, Señor! ¡Contigo vamos!
Antonio Aguilera