Fiesta de un hombre sencillo
Hay versiones populares que quizás han destruido en mucho la realidad de este hombre, importante en la historia de la salvación:
- Curiosamente, la primera lectura nos habla de una promesa hecha a David, hablándole Dios por boca del profeta Natán: afirmaré después de ti tu descendencia, de tus entrañas saldrá el que consolide la realeza de mi pueblo. Y en esa descendencia está José, y él será quien cuide del Mesías, de Jesús, del principal descendiente de David.
- Pero bien es cierto que la leyenda, bastantes versiones populares, ya desde el escrito apócrifo Protoevangelio de Santiago, siglo III, nos lo presentan como un viejo venerable, con barba, una vara florida, embobado mirando al niño… Tan es así que un excelente escritor religioso, José L. Martín Descalzo, nos dirá que hemos hecho de él un San José de la mala suerte (Vida y Misterio de Jesús de Nazaret, I, 99).
Hemos de ahondar en la figura de este santo, que es mucho más que lo que la imaginería popular reseña. Y hemos de aprender de él.
Por lo pronto, caemos en la cuenta de que la persona de San José es una devoción muy extendida: es alguien de quien sabemos poco, los evangelios no hablan mucho de él, y sin embargo
- muchas personas llevan su nombre;
- su imagen está en todos o casi todos los templos de la cristiandad;
- es considerado patrono de la iglesia universal, de los obreros, de los Seminarios, de los moribundos…
- es un santo a quien se dirigen muchas-muchas personas en su oración.
Como creyentes podemos ver…
Como creyentes podemos ver en este hombre sencillo y grande a la vez, unas características profundas:
- Es el hombre justo y bueno, a la vez; hombre de una profunda fe que mide su vida de acuerdo con la voluntad de Dios:
-Su situación es muy complicada: como hombre justo ha de seguir la ley de Moisés, no puede aceptar a María, embarazada, como esposa.
Como hombre que quiere a María y él es bueno, no quiere denunciarla: sería condenarla públicamente por adulterio.
-José no comprende la situación, no sabe qué hacer…
Y decidió repudiarla en secreto.
No condena él, no interroga, mantiene un respeto enorme a María, ante lo que él no entiende.
-Y permanece, de forma callada, abierto ante Dios.
Y ahí, en ese silencio orante, hay un encuentro personal de Dios con él, comunicándole que María es una elegida, una propiedad personal de Dios: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del E. S.
- A partir de ese encuentro, José respeta la acción de Dios, cambia sus planes, y colabora en lo que Dios le pide:
-En las entrañas de su esposa está quien es el Mesías, la esperanza de los hombres.
-Y José se hace guardián de esa esperanza, cuidador del Mesías y de María, la Madre.
-Y sin apropiarse nada: ni siquiera le pone su propio nombre al niño: le pondrás por nombre Jesús (salvador).
- Y sabe ser “educador”:
-Cuando el niño se pierde, María y José lo buscan…
-pero ante la respuesta de Jesús, acepta una obediencia a Dios que consistirá en ayudar al niño al camino para el que lo ha enviado el Padre.
-De hecho, vemos luego, en la vida pública de Jesús que María nunca obstaculiza la misión de Jesús, José debió ser igual.
Encuentro con Dios, escuchar a Dios, cambiar de planes, 2º plano…
- Es la grandeza de José, hombre fiel a Dios y de profunda fe.
- Ha de ser la grandeza de cada uno de nosotros: encontrarnos con Dios, escuchar a Dios, cambiar nuestros planes, estar al servicio de su Hijo.
- Y, patrono de los Seminarios, ha de ser la grandeza de la educación de los futuros sacerdotes. Necesitamos sacerdotes:
-De profundo encuentro con Dios.
-De saber escucharlo en el silencio de los acontecimientos.
-Y siempre al servicio de Jesús y de su misión.
- Pedimos hoy por cada uno de nosotros, por quienes celebran su fiesta, por todos los padres/educadores, y por nuestro Seminario, cuya fiesta adelantábamos a anteayer, Domingo, orando con la plegaria Padre, envíanos pastores.
Antonio Aguilera