1. Fiesta de un hombre sencillo
Vivimos hoy la fiesta de San José Obrero, fiesta del trabajo, fiesta de todos los trabajadores.
Desde hace tiempo se viene celebrando la Fiesta del Trabajo, día muy concreto en que se tiene muy en cuenta el mundo del trabajo, el mundo de los trabajadores… Yo creo que fiesta muy propia de todos los que estamos aquí, de una forma u otra: todos trabajadores en la viña del Señor.
Unos en unas tareas, otros en otras… Tareas en casa, tareas fuera de casa, incluso los niños y jóvenes, tareas vosotros en el colegio o en la universidad… Todos construyendo algo bueno para nosotros mismos y para los demás, para la sociedad entera.
2. La Palabra de Dios
Y en esta fiesta, ¿qué nos dice la Palabra de Dios?
Porque la fiesta nació hace años como día en el que se celebraba la importancia del trabajo en la vida de la persona, su valor para la sociedad, el trabajo como medio para vivir dignamente, etc.
A esto se unía la reivindicación de condiciones de trabajo más justas, las reivindicaciones sociales en el campo laboral, se denunciaba la explotación que viven muchas personas con el trabajo clandestino, contratos sin seguridad social, etc.
Asuntos todos estos en los que los cristianos hemos de hablar, sin callar nunca, y hemos de luchar por una vida siempre justa para todos los hermanos.
Pero, además, nosotros añadimos: es que Dios creó el mundo. Nos habla la Biblia, en el relato de la creación: de la mano de Dios salió la vida…, que fue evolucionando en ser la tierra, las montañas, los animales, las plantas…
Y al hombre le encomendó, según hemos escuchado (1ª lec: Gn 1,26ss): os entrego toda la creación, dominadla, cuidadla, protegedla… Es decir, nos está diciendo Dios: trabajad conmigo, colaborad conmigo, vamos en la misma tarea todos…
Nuestro trabajo es colaborar con Dios. Mediante el trabajo somos colaboradores de Dios y co-creadores con Él.
¡Y esto hay que festejarlo! Y en 1955, el papa Pío XII instituyó para toda la iglesia la fiesta de San José Obrero.
San José Obrero, el carpintero sencillo de Nazaret:
Evangelio proclamado: “La gente decía admirada:
¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?
¿No es el hijo del carpintero?” (Mt 13,54-58).
El hombre elegido por Dios para cuidar de María la Virgen y de Jesús, el Hijo de Dios.
Celebramos hoy la fiesta de un hombre sencillo en el trabajo y cuidador de la familia de Nazaret. Un hombre de trabajo y de familia… Como muchos de los que hoy estáis aquí.
¡Vamos a disfrutarlo!
3. Invitación que se nos hace
¿Y a qué se nos llama en esta fiesta?
Por una parte, si lo tenemos, a dar gracias a Dios por nuestro trabajo, por el de nuestras familias… Con el trabajo nos sabemos útiles, vemos nuestra dignidad en la transformación de la vida, sacamos la familia adelante, y… colaboramos en la creación de Dios cuidando la vida.
Por otra parte, nos llama esta fiesta a orar mucho, y preocupándonos en todo momento, por quienes no tienen trabajo… A los que hay que ayudar, con los que hay que compartir lo que tenemos… Orar y ayudar, todos en todo lo que podamos.
En definitiva, orar, ayudar y hacer el bien…
Y para esto necesitamos siempre un alimento que nos dé mucha fuerza.
La Eucaristía es el pan de Dios.
Y con el pan de Dios podemos luchar, esforzarnos, tener siempre fuerza…
Muchos niños y niñas –quizás algunos de nuestras propias familias, o familias amigas- en este mes de mayo harán su primera comunión, comulgarán… ¡Que gran regalo de Dios!
Comulgar con el Señor = comulgar con nuestros hermanos.
Nosotros vamos a hacerlo ahora en esta Eucaristía: nuestra comunión nos une al Señor y a tanta y tanta gente que trabaja por construir el mundo que Dios quiere y que todos necesitamos, mundo de paz y justicia, mundo de verdad y honradez.
¡Vamos a trabajar por ello! ¡Vamos a vivirlo! En vuestra familia y en el ambiente.
Y María, junto a José en Nazaret… también trabajando. ¿Alguien se imagina una madre sin trabajar? ¡Siempre trabajando y haciendo el bien!
Antonio Aguilera