1. La Navidad, enmarcada en la familia
Estamos celebrando estos días el nacimiento de Jesús: nos hemos preparado, hemos rezado, hemos vibrado…
Hemos sentido su presencia, como niño; su cercanía, en debilidad y en pobreza; por dónde va su mensaje con aparecer Él en lo débil, lo sencillo, lo humilde…
La iglesia hoy nos ayuda a dar un paso más y nos dice: ¿este Niño dónde ha nacido? ¿Cómo y dónde fue atendido y educado? ¿Su mensaje, dónde se ha fraguado?
En familia. Allí se acogió el anuncio: allí se esperó y se preparó todo; allí se recibió, en mucha humildad y con un corazón muy abierto; allí se desarrolló como persona humana: comer, jugar, aprender a leer, aprender a trabajar; allí fue hijo de Dios y hombre entre los hombres. El niño, con María y José.
Dios quiso encarnarse en familia. En pobreza, en sencillez, en humildad, en debilidad y… en familia.
2. La familia, gran valor en el plan de Dios
Si Dios quiso encarnarse en familia, es que le daba un gran valor a la familia.
Y no me refiero ahora a este modelo de familia actual, o al pasado (patriarcal) o al que venga en el futuro… Eso, en gran parte, son matices de la historia.
Me refiero a lo esencial: Dios quiso encarnarse en la esencia de la familia, en “ser familia”. De hecho, desde toda la eternidad, Dios es comunidad, es familia, un Dios en tres personas, comunidad de amor.
Todos llamados, por tanto, a ser familia, a agradecer nuestra familia, a construir familia allí donde quiera que estemos.
3. ¿Cómo ser familia? ¿Cómo construir familia cada uno de nosotros?
a) ¿Qué hacen María y José con el niño? Acogida. Disponibilidad para él. Cambiar los propios planes (Cfr. Pablo VI, Nazaret, 1964).
Actitudes básicas en lo profundo de nuestros corazones.
b) ¿Qué nos dice el evangelio hace un momento proclamado?
-Totalmente disponibles María y José para llevar a cabo el plan de Dios
sobre el niño.
-Ponerlo en manos del Padre, ofrecerlo al Padre Dios, dejarlo hacer las
cosas del Padre… La familia, los demás, no son para mí.
Son de Dios y en él los pongo, en él los dejo.
Rezar todos los días por mis hermanos de casa.
Rezar todos los días con mis hermanos de casa.
Rezar todos los días por las familias en dificultades.
c) Honrando siempre al otro (1ª lec): Quien honra a su padre, expía sus
pecados; quien respeta a su tu madre, acumula tesoros
Y ese honrar es respeto, es cariño, es dedicación… Es vía de salvación…
Honrar y aprender de los mayores. ¡Cuánto hemos de agradecerles!
d) Con un uniforme especial (2ª lec): Sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la compasión…
¡Qué programa! (releámoslo una y mil veces: Col 3,12-21)…
Y continúa Pablo: Sobrellevaos, perdonaos… Cristo el árbitro… Y Cristo fue servidor siempre.
Y sed agradecidos los unos a los otros. Y todos a Dios.
¡Gran camino! ¡Vamos a vivirlo!
4. Familia en la sociedad
Y forjando estructuras sociales donde “crezca” la familia, donde la dimensión familiar de la persona sea posible.
Aboguemos y trabajemos todos por respeto a lo familiar. Apoyo a lo familiar socialmente, económicamente, educacionalmente.
Busquemos consagrar el derecho a ser familia, a la reunificación familiar de tantos inmigrantes que llegan y, por ello, son familias rotas y en dificultades, tantas situaciones dolorosas… que la Cruz de Lampedusa hoy nos recuerda…
Trabajemos por una familia donde la posibilidad de hijos sea real, excluyendo egoísmos personales y excluyendo trabas sociales…
Y, desde todo esto anterior, ofreciendo siempre los hijos al Señor, educándolos en la fe y en el amor, y preparándolos para abrirse de par en par a la vocación de Dios sobre ellos.
Y, desde luego, pidiendo al Señor luz y fuerza, serenidad y buen hacer en los casos de familias separadas, de familias con dificultades… Acogida siempre.
Santa María, madre de familia; San José, padre de familia; Jesús, Hijo acogido y educado en el hogar de Nazaret, ¡rogad por nosotros! ¡Rogad por nuestras familias!
Antonio Aguilera