1. Introducción
Nos paramos, hermanos, unos breves minutos a profundizar y gozar los textos bíblicos que acabamos de escuchar. Y nos paramos, además, a conectarlos, de la manera más entrañable posible, con la vida de cada uno de nosotros, de nuestra parroquia y de nuestra iglesia de Málaga.
2. Los tres textos bíblicos
Hay en los tres textos proclamados unas expresiones muy bien entrelaza-das, con una temática verdaderamente honda; unos textos en los que podemos observar que se pasa de la renuncia y la dureza de la vida al triunfo, a la victoria:
Evangelio
- Jesús toma a unos discípulos suyos -a Pedro, Santiago y Juan- y los lleva aparte, al monte Tabor. Están cansados, quizás agobiados de las tareas diarias y, sobre todo, porque no entienden nada de lo que Jesús viene diciendo: que hay que entregar la vida, que habrá cruz en el seguirlo a Él, que lo crucificarán… Son los versículos anteriores al relato de la transfiguración que acabamos de escuchar.
¿Pero no esperábamos un líder libertador de Israel? Esperábamos un Mesías poderoso y nos llega este Maestro hablando de entregar la vida y de cruz, de dureza y de renuncia… ¿Esto qué es?
- Jesús se retira con ellos a un monte, se los lleva al monte Tabor y, en manifestación, se transfiguró ante ellos y ellos vieron su gloria, la gloria de Dios… Una nube luminosa los envolvió… Su rostro resplandecía…
- Allí los discípulos vieron a Moisés y a Elías, los dos grandes del AT: es el AT que presenta a Jesús como el nuevo Moisés y como el nuevo Elías, que ambos se retiran y que dan paso a unos tiempos nuevos.
- Y allí escucharon la voz del Padre, que da la autoridad, que garantiza, a su Hijo y nos llama: Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadle.
- En el Tabor descubren así en profundidad a Jesús como el Señor, Él es el Hijo de Dios. Y reciben la llamada, recibimos la llamada: escuchadle.
Escuchar al Señor, ¿para qué? ¿Para quedarse allí embobados? Fue la tentación: Señor –dice Pedro-, ¡qué hermoso es estar aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
¡No! Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: Levantaos, no temáis. Y bajaron de la montaña… a la llanura, a donde estaba la gente… a los hermanos.
1ª lectura: Abrahán
- A los discípulos, como a Abrahán (1ª lectura), el Señor los puso en camino. A Abrahán le había dicho: Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré… Te bendeciré y tú serás bendición para todas las familias del mundo.
- Sal de tu tierra y de la casa de tu padre = déjalo todo, renuncia a lo tuyo, arranca raíces…
- Ante la llamada, Abrahán obedeció y se puso en camino, como le había dicho el Señor. Y fue bendición para todos, el padre de los creyentes…
2ª lectura: Pablo a Timoteo
Y ese ponerse en marcha, ese ponerse en camino, para Pablo, para Timoteo (2ª lectura) y para tantos otros se concreta en:
- Toma parte en los duros trabajos del Evangelio;
- lleva el Evangelio a todas partes, según las fuerzas que Dios te dé.
= -Experiencia profunda de Dios, en el encuentro con Él (Tabor);
-que te hace arrancar raíces de donde estás y te pone en camino
(como a Abrahán);
-para anunciar a todos el mensaje de salvación, tomando parte en los duros
trabajos del Evangelio (como exhorta Pablo a Timoteo).
3. Así, de igual manera, Dios continúa llamando
A cada uno de nosotros, personalmente; a nuestra comunidad,
a nuestra iglesia diocesana.
Dios nos está llamando también a cada uno de nosotros. Se ha fijado en ti y en mí, en todos los que aquí estamos esta mañana, en nuestra iglesia… y nos está diciendo:
- Sal de tu tierra… sal de tu encerramiento, sal de ti mismo… y ve a la misión que yo te mostraré = Renuncias a algo, y encuentras mucho más…
- Toma parte en los duros trabajos del Evangelio = Sí, el evangelio no es camino fácil, pero es la gracia de Dios manifestada en nuestra vida, es tomar partido por lavar yo los pies a los demás… ¡Dichoso si lo hago así!
- Este es mi Hijo amado, escuchadle = El Hijo lo entregó todo, hasta el final; y entregándolo todo así fue y es Dios para con nosotros.
= ¿Escuchamos nosotros hoy de verdad a Jesús?
El Padre Dios nos invita a ello: ¡queremos corresponderle!
Santa María de la Victoria, ¡ayúdanos a caminar así!
Antonio Aguilera