1. “Jueves que brilla más que el sol”
Así decíamos hasta hace pocos años. Teníamos una tradición expresada externamente en fiesta, con alfombra de flores por las calles, niños de primera comunión… Todo ello tiene un valor, aunque eso no es el valor esencial.
La fiesta del Corpus, como tal fiesta, comienza en 1246, fruto del movimiento eucarístico de los años anteriores y de la fe en la presencia real de Cristo en la Sagrada Forma. En 2019 hacemos 873 años de esta fiesta.
Esto nos anima a un valor en lo celebrativo y a calar con más hondura.
2. Día de la presencia continuada y de la entrega
La hondura auténtica de esta fiesta está aquí: en la presencia continuada del Señor y en la entrega total del Señor.
Presencia continuada
Los creyentes de aquel antiguo pueblo de Israel tenían una experiencia entrañable e inolvidable: Dios los había mirado con cariño especial, eran pueblo elegido por Dios; sentían la entrega de Dios a ellos. Dios con ellos en su caminar, Dios salvador y liberador.
A ese Dios presente entre ellos, caminante con ellos… le ofrecen los primeros y mejores frutos que tienen: su pan y su vino (1ª lectura).
Jesús continúa presente entre nosotros: en la Eucaristía. A esa presencia suya nosotros correspondemos con nuestra adoración y con nuestra presencia ante Él y para con los hermanos también continuada.
Dios estuvo presente, Dios está presente. Su presencia es real entre nosotros.
Su entrega total
“La noche en que iban a entregarlo…” (2ª lectura). Él se entregó por completo, como alimento total.Toda la vida de Jesús fue un darse:
- Darse del Padre en el Hijo a nosotros. Darse del Hijo al Padre: Aquí estoy para hacer tu voluntad.
- Darse de la forma más sencilla siempre: pesebre, humildad de Nazaret, no tiene donde reclinar su cabeza…, la cruz.
- Darse gastándose:No tenían tiempo ni para comer… Escuchando, curando, atendiendo…
- Darse en la atención siempre al más débil: enfermo, pecador, viuda…
- En resumen, fue un darse/gastarse hasta ser pan, que se parte y se reparte; hasta ser vino, uva exprimida, que canta la alegría de Dios.
- Un darse y un entregarse, un pan y un vino que tuvieron que dejarse triturar. Así es Cristo, se deja triturar por nosotros, por vida para nosotros.
- Hoy = día de la Presencia y de la Entrega.
3. Y día de la Caridad
Y esta fe en Jesucristo, en su presencia y en su entrega, nos lleva a la caridad: Con la fe se entra en la amistad con el Señor, con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (Benedicto XVI). La Fe nos lleva a la caridad.
Según el relato del evangelio, Jesús había curado, caía ya la tarde… y la gente estaba ahí, y tienen hambre. Dos soluciones posibles:
- Discíp.: Despide a la gente y que vayan a las aldeas a comprarse algo.
- Jesús: Dadles vosotros de comer. Jesús se implica y los implica.
Sólo hay cinco panes y dos peces… ¡Es suficiente! Cada cual tiene su poca cosa… Pero tú pones lo tuyo y Cristo lo multiplica, hace el milagro.
Y ellos, los que tienen hambre: echados, recostados, servidos…
Nosotros, con Jesús: los servidores, atendiéndoles…
Y, satisfechos todos, incluso sobró: Cuando tú vives sencillamente otros sencillamente pueden vivir. Y así, tal como nos pide Cáritas para este año 2019, hemos de “hacer de nuestra vida una entrega creíble a los heridos por la vida”. De esa manera, “renuevas la faz dc la tierra” (Salmo 103), nos recuerda el mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
Fe que te lleva a la caridad. Caridad que te hace vivir sencillamente para que otros puedan vivir. Fe en la Eucaristía que nos lleva a la caridad, caridad que nos hace compartir lo que somos y tenemos. El papa Francisco se pregunta: ¿Cómo vivo yo la Eucaristía? ¿la vivo como momento de verdadera comunión con el Señor y con tantos hermanos y hermanas que tienen hambre? A estas preguntas tan hondas, ¿qué respuesta tengo yo?
Hoy llamada concreta a compartir: en aportación puntual en esta colecta y en suscripción para aportación fija para Cáritas cada mes, cada trimestre, o cada año.
4. Ahora nuestra vida en el altar, para vivir como hermanos
Ponemos nuestra vida en el altar. Somos mujeres y hombres de fe. Fe que nos lleva a la caridad, caridad que se concreta en darnos por completo: adorar a Jesucristo sacramentado, vivir para los demás y compartir nuestros bienes.
Antonio Aguilera