Celebramos hoy la Ascensión del Señor, la fiesta de la Ascensión del Señor: el Señor que sube a los cielos, y ya el Señor sentado a la derecha del Padre Dios.
1. Un día enormemente grande
Al llegar este día siempre se me viene a la mente aquel refrán que recuerdan los mayores de cuando la Ascensión y el Corpus se celebraban en jueves: Tres días hay que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y día de la Ascensión. (Hoy hemos de cambiar tres “jueves” por tres “días”).
Sí, es un día enormemente grande para la comunidad cristiana. Narran los evangelios y los Hechos de los Apóstoles que 40 días estuvo el Señor con ellos después de Resucitado, apareciéndoseles, dando así pruebas de que estaba vivo.
Y a los 40 días, después de comer con los discípulos y darles varias ins-trucciones, se dice en el libro sagrado:
– Hech: Lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
– Ev: Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la
derecha de Dios.
= Esto es: -Ascendió a los cielos.
-Y está a la derecha de Dios Padre.
2. Tres aspectos fundamentales nos recalca la liturgia de esta fiesta
a) Es una liturgia de alabanza y glorificación:
- Con la Resurrección ya estaba claro el triunfo de Cristo: quedaba proclamado como “Señor” sobre la muerte. Es el Señor.
- Con las apariciones había ido quedando patente a los discípulos.
- Hoy se nos dice que se sentó a la derecha de Dios (Ev). Es decir:
- Es el Hijo predilecto, es el Hijo único, es Dios junto a Dios.
- Es el Señor de la historia, de los pueblos y de las gentes.
- Al ponerlo el Padre a su derecha lo coloca “por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo de este mundo sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies” (2ª lec. Ef).
- Y como es Señor de la historia, es nuestro único Señor.
= ¿Es, en verdad, mi único Señor? … ¿En qué se va notando que lo es?
b) Es una liturgia de esperanza:
“Que Dios ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama” (2ª lec. Ef).
- Él es nuestra esperanza, lo que Él ha vivido será nuestra vivencia: dificultades y cruz…, resurrección…, y vida gloriosa junto a Dios.
- Somos una Iglesia, cabeza y cuerpo unidos: donde Él, que es la cabeza, está, estaremos todos unidos a Él, junto con Él.
- Él va delante, ha sido el “lantero”. Decía un padre del campo al hijo mayor animándolo a que fuera ejemplo para sus hermanos: Tú que seas siempre en el trabajo el burro lantero, el que va delante con la primera carga. También yo he sido para vosotros el burro lantero.
El padre con los hijos, el lantero.
El hermano mayor con los demás hermanos, el lantero.
Y Jesús con nosotros, también por delante, siempre delante de nosotros.
Así nosotros también caminaremos con él: idéntica vida e idéntica meta.
c) Y es una liturgia que nos llama a un compromiso evangelizador
- “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo”? (Hech).
“Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda la creación” (Ev).
- Todos nosotros llamados a llevar la BN de la salvación a todos.
- BN de salvación: -a mi familia. ¿Cómo? Servicio, atención, educación…
-a mis vecinos. ¿Cómo? Sabes rostro, nombre y qué…
-en mi trabajo. El más responsable y el mejor compañ.
-en mi parroquia. Celebrar, colaborar, servir, Cáritas…
= BN en el mundo, en la calle, entre todos…
3. Ascensión = -Alabanza y gloria al Señor.
-Gozo por la esperanza con la que vivo: -Él va delante.
-Yo voy tras Él.
-Compromiso: “Id al mundo entero”.
4. Y plenamente abiertos al Espíritu Santo, como María
Glorificaremos a Dios, serviremos -en su nombre- a los hermanos, y caminaremos en buena construcción del ambiente… con la fuerza del Espíritu.
Y en Pentecostés, el próximo domingo, celebraremos la efusión del Espíritu en lo más profundo de cada uno de nosotros, y en toda la Iglesia.
Con María, abramos de par en par el alma al Espíritu, que llega.
Antonio Aguilera