1. Año Nuevo
Hermanos, despedimos 2022 diciéndole entre un poco de tristeza y rabia: “¡Ahí te quedas, que ojalá no volvamos a encontrarnos!”. E iniciamos un año nuevo y de forma espontánea nos felicitamos diciéndonos unos a otros: “¡Que sea un verdadero año nuevo, que no se parezca al anterior!”, ¿verdad que sí?
Indudablemente es un deseo creo que cierto en todos nosotros, para con nosotros mismos y para con todos los demás: todos queremos, para la pandemia, desterrarla del todo; y para la guerra, su final ya, sentido común y paz estable.
Y el año nuevo la Iglesia nos ofrece celebrarlo bajo la advocación de Santa María, Madre de Dios: ¿quién mejor que ella para cuidarnos y guiarnos cariñosa y acertadamente en los 365 días que se nos abren por delante?
2. Aspectos humanos
Y como cierre del año anterior e inicio de nuevo año, creo que hay dos aspectos que siempre hemos de tener en cuenta y que es bueno que así sea:
Balance:
Es lógico que miremos a los 12 meses anteriores, tan especiales y tan complicados para todos, y nos hagamos un balance:
- En estos meses tan especiales: ¿qué hemos vivido de bueno?
¿Qué hemos vivido de menos bueno o de dificultoso o de complicado?
- Tendré que dar gracias por unas cosas: Señor, gracias por…
Tendré que pedir perdón por otras: Señor, perdón por…
- Miremos así tranquilamente a nuestra propia persona, a nuestra familia, a nuestra comunidad cristiana, a nuestros vecinos, a nuestro entorno… Agradezcamos lo bueno, y pidamos perdón por lo que no hicimos bien…
Felicitación y buenos deseos:
- Desde ese balance reflexivo miramos adelante. Y seguro que queremos que todo mejore, para nosotros y para todas las personas.
- Humanamente, como familiares, como amigos, como conocidos, como compañeros… acrecentemos el buen deseo de lo positivo, de lo bueno, de lo que nos ayuda a todos en más humanidad y en más fraternidad.
- Francisco nos envía su mensaje (56 Jornada Mundial de la Paz): Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz. Efectivamente, delCOVID vamos saliendo al sumar fuerzas entre todos; y la PAZ será posible cuando entre todos la hagamos.
- ¡Pues que nuestra actitud, palabras, vida y acciones vayan por esa senda!
3. Desde la Palabra de Dios
Y en nuestro caso hay gran razón para ello, los cristianos iniciamos el año como nuevo año de gracia del Señor, 2023 annus Domini (2023 año del Señor).
Y porque sabemos que es Año de gracia del Señor, lo queremos vivir:
- Con la bendición de Dios (1ª lectura, Núm 6,22-27, preciosa bendición):
- El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.
- Bendición de Dios, la paz de Dios, Shalom. Paz que nos destruye la insensata y cruel guerra, de la que dice Francisco: es azote impulsado por decisiones humanas reprobables… que se cobra víctimas inocentes y propaga la inseguridad en todo el mundo…
- Bendición y cuidado que alcanzará a todos los hombres si nos concebimos a la luz del bien común siendo un “nosotros” abierto a la fraternidad…
- Pues para vivir esa bendición de Dios y llevar paz a mis hermanos, Dios pone ante mí 365 días, para vivirlos con verdad, para llenarlos de bondad.
- Dios dice bien de mí, me bien-dice, me bendice: ¡Que yo diga bien de los demás, que yo bendiga a los demás! ¡Que a todos haga el bien!
Dios no mal-dice de mí: que yo no mal-diga de nadie. ¡Que aleje el mal!
- Con la asidua contemplación del Salvador, llevar la paz bendiciendo:
- Nos dice el Evangelio en la escena que hemos escuchado (Lc 2,16-21) que, mirando al Niño, contemplando, mirando a los pastores, María conservaba estas cosas y las meditaba –las contemplaba- en su corazón.
- Tengo yo 365 días por delante para -cada día- pararme, serenarme, mirar las escenas de la vida, mirar al Salvador… y trabajar en la vida por la paz de Belén, la paz de los sencillos, la armonía entre todos, el cuidado de la casa común: cuidar de forma conjunta nuestra casa común.
- Contemplar a Jesús: Salvador. Contemplar su Palabra: Palabra de Vida. Y desde esa contemplación: vivir unidos, trabajando y construyendo paz.
- Hijos en el Hijo (Gál 4,4-7):
- Él es el Hijo, nacido de mujer, en Él hemos recibido el ser hijos por adopción, ya somos hijos.
- Tú y yo somos hijos de Dios, tú y yo hacemos el camino cogidos de la mano de esa mujer: María, Santa María Madre de Dios.
- Y en María, por ser madre de Dios y madre nuestra, seguro que encontramos la mano que nos conducirá por caminos de paz.
4. Así el 2023 que comenzamos:
- Bendecidos por Dios, hijos en el Hijo, buscando el bien entre todos, y de la mano de María, ¡vivamos, con mucha esperanza, el año que se inicia!
Antonio Aguilera