
- Viajes al exterior … viaje al interior
En estos días de verano mucha gente hace las maletas, las mochilas…
Se meten muchas cosas, pensando en todo lo que pueda hacer falta… demasiadas cosas, a veces; … luego sobran muchas…
Se buscan rutas, lugares, queriendo desconectar de donde estamos,
queriendo descansar…
Normalmente siempre viajes en el exterior de la persona, que vienen
– bien: cambio de paredes, caras nuevas, ver amigos, ver familiares…
– y… menos bien: atascaos, barullo, agotamiento…
Nosotros, al hilo de la Palabra de Dios que hemos escuchado, vamos a hablar hoy de un tipo de viaje no hacia al exterior, sino al interior, viaje al interior de la persona, a la hondura de la persona.
- En todo viaje se valoran mucho las relaciones que revives, que haces nuevas, que vas forjando…
- En este viaje al interior importa muchísimo -la relación contigo mismo y
-la relación con Dios.
Se trata de vivir en amistad profunda contigo mismo y con el Señor.
Se trata de vivir en el gozo verdadero y sereno…
ese gozo, esa paz que tanto necesitamos.
- Y esa relación de la hondura de uno mismo con el Señor es la oración.
- ¿Difícil la oración? ¡No tanto!
Alguien puede decir: pero ¡qué difícil es eso de la oración!
Sin embargo, sabemos que no, porque
- ¿Es difícil el diálogo cordial con un amigo/a? Hablamos, distendidamente de todo… y a gusto… Y dedicamos tiempo… largo…
- ¿Es difícil confiar en un padre, en una madre, en el cónyuge: cuando hemos experimentado cuánto han hecho, cuánto hace, por nosotros?
Nos fiamos plenamente.
= No es nada difícil, y ese diálogo cordial
lo estamos haciendo todos nosotros, todos los días. Felizmente.
- Miremos a la Palabra que Dios nos dirige hoy
Gn 18,20ss: una oración de intercesión preciosa. Y de revelación de Dios.
- A Abrahán le duele la gente. Conoce su pecado. Pero busca lo bueno que pueda haber en la ciudad, intercede… ¿50 inocentes? 45? 40? 10?
- Tú puedes interceder al Señor por esas personas que te duelen y a quienes quieres: tienen sus fallos, su pecado… Pero fíjate y destaca sus rasgos buenos… Y ora por ellos: oración de intercesión.
- Pide a Dios por ellos (familia, amigos…), ponlos diariamente en la presencia del Señor… Oración poniendo rostros y nombres…
Y así hasta te predispones tú a quererlos más y a atenderlos mejor.
Y Dios escucha, ¡seguro!
- Ese Dios que se revela aquí como el que quiere salvar la vida, como salvador: Si encuentro en la ciudad 50 inocentes, no destruiré la ciudad… Ni si encuentro 45… ni si encuentro 40… ni si son 30… ni si encuentro 10… Yahvé, Dios, no ama la destrucción, sino la vida.
Evangelio (Lc 11,1ss): Dios amigo y padre.
Jesús conoce muy bien al Padre Dios: se retira a orar… noches enteras en oración, en diálogo con el Padre. Y aquí nos lo presenta con dos imágenes:
- Amigo: es el amigo que tú tienes, y a quien, según la comparación que
pone Jesús, vas a “importunar” incluso a medianoche, a cualquier hora.
- Padre: ¿Qué padre da a su hijo lo que le puede perjudicar?
¿Si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Y nos enseñó Jesús la oración esencial, la oración clave, y la más sencilla de todas: Cuando oréis decid “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día el pan nuestro, perdónanos…”
- Las tres peticiones primeras: de alabanza a Dios.
Y las otras cuatro peticiones: por lo normal que necesitamos cada día.
= El Padrenuestro: “El Padrenuestro es la oración más preciosa y sublime”.
(novela “El peregrino ruso”, cuarto relato, 127ss).
“Oración que es pública y común: cuando oramos
no lo hacemos por uno solo, sino por todo el pueblo…
Y es la oración del hombre nuevo que, nacido de nuevo y
restituido a Dios, dice en primer lugar “Padre”, porque ya
ha empezado a ser hijo…” (San Cipriano, Lit. Horas, III, 297ss).
En definitiva: diálogo, confianza, cordialidad… Y de forma muy sencilla:
- Jesús nos dice: no con muchas palabras (Mt 6,6ss) … Padre nuestro…
- Y según hemos visto y escuchado en nuestros padres, abuelos…
- Los abuelos… maestros de cariño, vida y oración
En la Sagrada Biblia frecuentemente vemos abuelos orando por sí mismos y por los demás: Abrahán y Sara, Moisés orando por su pueblo, Ana en el santuario de Silo, Zacarías e Isabel, Simeón y Ana cuando llevan al niño al templo, etc.
Nos recuerda el papa León para el día de hoy que los abuelos, los mayores, “los ancianos son signo de esperanza”. Y añade que: “a los ojos de Dios, la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia”.
Lógicamente muchos abuelos tienen una debilidad física… pero siempre son capaces de, con sus palabras y su experiencia, “ser signos de esperanza”, “animar a los nietos a mirar al futuro”. E insiste el papa León que los abuelos “siempre tienen la gran posibilidad de amar y rezar”.
De los abuelos: aprendamos hoy. Por los abuelos: oremos hoy.
Antonio Aguilera









