Fui forastero y me acogisteis
[Mc. 25, 35]
Queridos miembros de la comunidad parroquial de Santa María de la Amargura:
Las sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad Coronada han regresado a su capilla de la iglesia de San Pablo, coincidiendo con la reapertura del templo. Durante estos casi dos últimos meses, desde el 23 de mayo, han estado expuestas al culto, de manera provisional y temporal, en vuestra parroquia, debido a las obras en las cubiertas de nuestra sede canónica. Han sido unas semanas muy enriquecedoras y reveladoras, en muchos sentidos, que forman ya parte de la historia de la corporación.
Os queremos mostrar nuestro sencillo, pero muy sincero agradecimiento. A los sacerdotes, Salvador Gil y Francisco Ruiz, a la hermandad de Zamarrilla y todos los movimientos de tan pujante feligresía. Nos ofrecisteis lo que teníais y para nosotros ha sido más que suficiente. En la Amargura nos hemos sentido queridos, valorados y respetados. Fuimos forasteros, y nos recibisteis [Mc. 25, 35].
En un periodo de especial convulsión, debido a la crisis del coronavirus, y después del estado de alarma que nos obligó a permanecer confinados en casa para evitar su propagación, después de tanto tiempo estando tan lejos, en la Amargura nos disteis la posibilidad de una veneración segura, cercana y accesible a unas imágenes en un tiempo en que quizás, se hacían más necesarias que nunca para sus innumerables devotos, que no han dejado de peregrinar en masa, pero manteniendo todas las precauciones, desde el primer día, para orar, ya fuera de pie o con la facilidad de poder hacerlo sentados, cara a cara con Ellos, gozando de la dulzura del Señor [Salmo 26], en silencio y en la intimidad de un templo, cuyos muros, con seguridad, han quedado impregnados de blanco y malva para siempre.
Muchos habrán sido los agradecimientos, incontables las historias personales, miles las ofrendas de claveles e innumerables las plegarias, como foco espiritual, imán devocional y referencia de la religiosidad popular de la ciudad y de la diócesis, durante todo el tiempo de apertura de la iglesia y sin interferir en las celebraciones litúrgicas.
Desde este pasado sábado 18 de julio se vuelven a reproducir las escenas de siempre en San Pablo, restaurado santuario y sede canónica de la cofradía, al que acudirán a diario cientos de fieles que, aferrados a una reja, seguirán evidenciando el extraordinario fervor que todo un pueblo profesa por su Señor y su Madre Coronada.
En Mateo 7, 7-8 también se dice: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla; y al que llama, se le abrirá”. Y es lo que hemos encontrado: ni más ni menos que una respuesta desprendida y espléndida al estilo de Cristo, de su enseñanza y de lo que nos pide como cristianos.
En la memoria y el corazón, la estancia en la Amargura quedará como una experiencia emocionada e imborrable, tanto en el plano personal como en el institucional, y seguiremos dando gracias a Dios por haberlo permitido y por la generosidad de vuestra parroquia que dio acogida provisional a nuestros sagrados titulares, pero también a nosotros, a sus hijos y hermanos, haciéndonos sentir como en nuestra propia casa.
Por todo ello, muchísimas gracias y que Ellos, que tampoco olvidarán su presencia en la Amargura, os bendigan.
Ignacio A. Castillo Ruiz. Hermano mayor del Cautivo