21-septiembre-2025
- Eucaristía = Acción de Gracias
Estamos celebrando la Eucaristía, la Acción de Gracias por excelencia; memorial en el que, por Jesucristo, tenemos vida plena para todos.
Acabamos de escuchar la Palabra de Dios: el profeta Amós, san Pablo en su 1ª carta a Timoteo y san Lucas son hoy el sembrador que siembra la buena semilla en nuestros corazones. Es la Mesa de la Palabra, que nos da luz y nos orienta.
En unos momentos ofreceremos el pan y el vino, pan y vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor, y comulgaremos. Es la Mesa del Pan, la Mesa de la Eucaristía, que nos alimenta y nos da fuerza.
Y con sencillez, humildad y cariño entre nosotros, todos queremos ser la buena tierra donde la semilla de Dios dé buen fruto, y la persona disponible para comulgar con el Señor, con su manera de ser y con su plan de salvación.
¡Qué gran regalo tenemos por parte de Dios! ¡Y cuánto hemos de agradecerle que nos invite y nos predisponga a escucharlo y a recibirlo… y que nos envíe a anunciarlo! ¡Gracias, Señor!
- Nos abrimos a su Palabra, a la Mesa de la Palabra, esencial siempre
Como buenos discípulos, nos abrimos una vez más a la Palabra de Dios:
- Amós, profeta del siglo VIII aC, denuncia muy fuertemente a quienes exprimen al pobre, a quienes despojan al débil, a quienes venden al otro por un par de sandalias, a quienes roban falseando las balanzas…
- Yo tendré que preguntarme: ¿Mi vida viene siendo atención y servicio especialmente a los más débiles? ¿O mi vida está siendo vivir para mí?
- Pablo, el gran apóstol, le dice a Timoteo y a su comunidad que hagan oraciones por todos los hombres … porque Dios quiere que todos los hombres se salven…
- Yo tendré que preguntarme: ¿La oración es constante y cimiento de mi vida? La oración cada día… por todos… por los demás… por mí mismo.
“De todos los trabajos del cura el más útil y fructuoso es el trabajo de rodillas” (San Manuel González, Lo que puede un cura hoy, n.1652).
- Y en el evangelio –con esa parábola algo extraña en la que el amo felicita la astucia del criado mal administrador– tenemos una llamada a utilizar bien los bienes y sabiendo, como dice Jesús al final, que no podemos servir a dos amos, a Dios y al dinero…
- Yo tendré que preguntarme: ¿Mi vida es plenamente del Señor –Señor, aquí me tienes para lo que quieras, como quieras, cuando quieras- o me busco sucedáneos que me engañan?
- Preguntas para todos y hoy más para mí
Pues, hermanos, esas preguntas anteriores nos las hemos de hacer todos nosotros, claro. Pero hoy me toca hacérmelas a mí tras 50 años en que Dios, que me había llamado, me consagró para amar y servir a su lado.
50 años de cura es un milagro de Dios y es un gran gozo, y así lo vivo: como milagro y con mucha alegría. Y es muy buena ocasión para delante de vosotros y junto con vosotros recordar, dar gracias y pedir perdón
Recordar (Historia, magistra vitae, que decía Cicerón)
- Aquellos años de niño en los que, viviendo en una familia sencilla, de cariño grande y trabajo bien hecho tuve la suerte de ver y vivir lo normal del buen camino… de la gente honrada, como eran los padres y los abuelos de todos los que aquí estamos. ¡Gracias, Señor, por la familia!
- Allí, niño, vi una maestra rural y un párroco que se desvivían por la gente. Y allí estaba Dios diciéndome: ¿Y tú por qué no? Fue una semilla…
Semilla que luego fue cultivándose en el Seminario:
- Donde se habla de una cosecha: Sacerdotes hostia que alaben a Dios y hagan felices a los pueblos.
- Y donde, mirando a la gran cruz de la capilla, rezábamos diariamente: Pastor bueno, haznos buenos pastores, dispuestos a dar la vida por las ovejas. ¡Qué excelentes deseos se nos inculcaron en el Seminario!
- Cura luego, ordenado hace 50 años por D. Ramón Buxarráis, y viviendo cada día el milagro de Dios:
- En equipo de sacerdotes, que siempre me guiaron, me corrigieron, me alentaron… Unos aquí hoy… Otros en el cielo (Pepe Barroso, Paco Ruiz, Pepe Sánchez Luque, Juan Ruiz Villanueva,)…
- Compartiendo la vida de la gente sencilla de los pueblos: Almáchar, Benagalbón, Moclinejo, Vélez: parroquias, gente…
- Acción Católica: por toda España… ¡Cuánto aprendí de tanta gente!
- Privilegiado con el estudio de lo más sagrado: la Palabra de Dios.
- 22 años de formador en el Seminario: equipo de formadores y seminaristas nobles discerniendo cómo seguir el evangelio…
- A la vez: Pastoral Juvenil, Pastoral Vocacional (Monte Horeb), Delegación del Clero, ENS…
- Nuevamente vida de parroquia, intentando seguir lo que tan bien había trabajado nuestro querido Felipe Reina: en esta viva y fraterna comunidad que es Santa Mª de la Amargura, que sois todos vosotros… Y que sois tanta gente de la Zamarrilla…
- Catedral luego, donde mucho se aprende, se vive y se goza con los hermanos del Cabildo y el personal todo…
- Y junto a la Catedral, el arciprestazgo –Santa María de la Victoria- que quiere ser fiel al plan de Dios: hermanos sacerdotes y gente de las distintas parroquias…
Dar gracias, ¡Muchas gracias! (Proclama mi alma la grandeza del Señor…)
Indudablemente, rezar el Magníficat y decir Gracias 70 veces siete es lo que me sale de dentro y lo que comparto muy feliz con vosotros hoy.
¡Gracias a Dios y gracias a tantos hijos de Dios…!
Gracias, sí. Junto con otra palabra imprescindible: perdón.
Perdón (Misericordia, Dios mío, por tu bondad…, salmo 50)
- A lo largo de 50 años … he pecado, he cometido errores, he tenido desaciertos, ingenuidades… por comisión: comentarios inadecuados, palabras ásperas, actuaciones opuestas al plan de Dios, el egoísmo…
- Otras veces, por omisión: Jesús, el Maestro, lo dio todo… Yo me reservo tanto… ¡que demasiado vivo para mí!
Ayudadme a salir de mí y empujadme a ser servidor: que hay muchos
pies que lavar…
- María, Santa María de la Amargura
Y en todo esto, siempre, María, la Madre que, como todas las madres, nos acompaña y nos lleva de la mano. María –Santísima Virgen de Gracia, María Santísima de la Amargura- mujer modelo de discípula, de escucha de Dios y de fidelidad a su mensaje.
Y ella que –mirando a su Hijo y mirándonos a nosotros- nos dice “Haced lo que él os diga”.
Pues que vivamos gozosamente lo que Jesús nos dice.
Y unidos en lo más profundo del corazón, digamos ¡Gracias, Señor!
Antonio Aguilera