
1. “Señor, enséñanos a orar”
Recordamos aquella escena –la leíamos en la Palabra de Dios hace poco– en que los discípulos le piden al Maestro: “Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1):
- Había un deseo de oración en ellos.
- Y Jesús les enseñó las palabras esenciales para orar: Padre nuestro… (con las tres expresiones de alabanza) + Danos el pan de cada día… (con las cuatro peticiones sobre las necesidades básicas de cada día: el pan, el perdón, no caer en las tentaciones y quedar libres ante el mal).
También en otra ocasión ven los discípulos al Maestro orando, dando gracias al Padre: “Padre, te doy gracias porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” (Mt 11,25-27). Y los discípulos, tras ver así al Maestro, oran ellos.
Es decir, momentos de deseo de orar y de aprendizaje: Buena disposición, fácil camino para orar…
Pero ahora van para Jerusalén (Lc 17,11). Jesús sabe muy bien lo que Jerusalén va a implicar: el acoso de escribas y fariseos, la persecución, el apresamiento, la pasión y la muerte en cruz… Van a ser unas jornadas muy difíciles, muy crudas, muy duras… Ahí el orar de los discípulos no será fácil; y sin embargo ahí la oración, en la dificultad, será más necesaria que nunca.
Y Jesús les habla de perseverancia y de insistencia: es la parábola del evangelio que hemos escuchado, es hoy la instrucción del Maestro (Lc 18,1-8).
2. Perseverancia en la oración
En esta parábola que acabamos de proclamar y que nos recoge el evangelista Lucas, qué personas encontramos:
- Jesús: enseñando, animando…
- Los discípulos: atentos, escuchando, aprendiendo…
- La viuda: pobre, necesitada, rogando se le haga justicia, insistente…
- El juez: inadecuado, que no quería molestarse, pero que, sin embargo,
acaba haciendo justicia por la insistencia de la viuda.
Y Jesús dice a los discípulos (a nosotros hoy): tú, como la viuda… insistencia, perseverancia en la oración… así quiere Dios… Y él hará justicia a sus elegidos.
Perseverancia que se nos muestra también en la 1ª lectura (Ex 17):
- El pueblo está en su tarea ordinaria en aquel momento, en este caso en lucha contra los enemigos.
- En la lucha con los enemigos se necesita la lucha normal y la oración: Moisés está en ello, con los brazos en alto; Aarón y Jur sosteniéndolo.
= También nosotros: en la lucha de cada día, necesitamos la especial
fuerza de la oración. Y con la oración nuestra, sostener a otros.
La oración perseverante:
- La figura de Moisés, con las manos alzadas es signo gráfico del orante: su oración hace posible la victoria frente a los enemigos (Ex, 1ª lec).
- La tenacidad de la viuda consigue que el juez le haga justicia (Ev).
- Y con la oración perseverante, permaneciendo en el camino de la Sgda. Escritura, “el hombre de Dios estará perfectamente capacitado para toda obra buena” (2 Tim, 2ª lec).
3. Es así. Y testigos de esto tenemos muchos en la hª de la salvación
Día 15 pasado, el miércoles, fiesta de Santa Teresa de Jesús: Teresa de Ávila, siglo XVI, que con 18 años entra en el Carmelo y que con 45 emprende una gran reforma y la lleva a cabo. Y la oración fue el motor para su misión. La oración que es, decía ella:
- Tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (Vida 8,5).
- Digo yo que para las mercedes grandes que me ha hecho Dios, la puerta es la oración… Y esa puerta la quiere abierta, limpia y con gana de recibirlo (Vida 8,9).
4. Y hoy oramos especialmente por las MISIONES (DOMUND),
y por nuestros CATEQUISTAS
Hoy celebramos el Día de la Catequesis, con el lema “Intuir la esperanza, sembrar la fe”. Tenemos grandes testigos de la fe, catequistas, que transmiten la alegría del evangelio en nuestras parroquias.
Invito a recordar a las personas que fueron nuestros catequistas, les llamáramos así o no: a nuestras abuelas y abuelos, a nuestras madres y padres, a aquella mujer u hombre de la parroquia que dedicó muchas horas de su tiempo a enseñarnos quién es el Señor y a cómo hemos de tratarlo, a aquella maestra o maestro que nos inició en la historia sagrada… ¡Qué bien tan grande nos hicieron! Dejaron huella en nosotros…
Y oramos también hoy, día del DOMUND, especialmente por los misioneros y misioneras que, dejando su tierra y sus posibilidades de bienestar aquí, dedican su vida a anunciar el evangelio en todos los países de misión; hoy con el lema: Misioneros de esperanza entre los pueblos.
Esperanza llevan nuestros catequistas, esperanza llevan nuestros misioneros. Oramos hoy por ellos, de forma muy agradecida, e insistentemente, como la viuda del evangelio.
Oración nuestra que hoy nos une a ellos: siendo así nosotros también catequistas y misioneros… Anunciadores del evangelio.
Antonio Aguilera









