
1. Caminamos ya por septiembre, en marcha
Acabaron, para todos o para casi todos, las vacaciones: cada cual se ha reintegrado ya a su tarea más habitual, o nos vamos reintegrando a nuestro trabajo concreto:
- Estudiantes: ya preparando o han preparado sus libros, previendo el curso, haciendo sus planes… En unos casos con ilusión, en otros casos con cierto miedo… Todos con expectativas…
- Padres: han contactado con los colegios, con los maestros, mirando las asignaturas de sus hijos, ajustando gastos; todos con la ilusión de que su hija, su hijo, marche bien en sus tareas, con la ilusión de que aprenda y madure…
- Maestros, profesores: han planificado la materia que van a desarrollar, ultiman y concretan horarios, mirando detenidamente qué alumnos tienen…
- Lo mismo en la parroquia, nosotros: cada uno de los responsables de tareas ultimando cómo desarrollar este curso su misión, viendo los grupos que hay, quién se responsabiliza de cada cosa, y todos pensando cómo llevar el evangelio a caras nuevas… ser iglesia en salida.
= En síntesis: todos con el deseo de hacer un buen trabajo,
planificamos, intentamos vivir “sabiamente”… vivir con sabiduría…
2. Sabiduría en el seguimiento de Jesús
Pues así, de forma similar, nos dice Jesús en el evangelio recién proclamado que todo aquel que quiere llevar a feliz término su trabajo, planifica bien:
- El que quiere construir una torre, se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla, no sea que… se rían de él…
- El rey que va a ir a una batalla, se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres… si tiene fuerza suficiente…
- El que quiera venir conmigo, el que quiera ser discípulo mío, piense si es capaz de posponerlo todo: padre, madre, hermanos, mujer, hijos…
- Y lo mismo vosotros, indica Jesús a sus discípulos: el que quiera ser discípulo mío, que renuncie a todos sus bienes.
Jesús nos está diciendo: ¿quieres ser discípulo mío? ¡Muy bien! Estás invitado… Pero el asunto del seguimiento, el asunto del discipulado no es fácil. Es tarea feliz, sí; pero generosa, entregada… Muy generosa y muy entregada…
3. ¿Qué planificación de vida estoy yo haciendo para mí?
Jesús nos está invitando (contemplemos el evangelio) a estar con él, a ser sus discípulos, con total entrega y generosidad…
Hemos tratado de vivir en la diócesis los últimos 17 años, sí, con entrega y generosidad, ayudados por el ritmo marcado por el obispo D. Jesús Catalá, a quien hoy despedimos agradecidamente con una Eucaristía de acción de gracias por su labor entre nosotros. Damos gracias a Dios por su servicio… por sus desvelos… por todo lo bueno que nos ha inculcado…
Y nos abrimos, con ilusión y esperanza, a colaborar en la labor apostólica con el nuevo obispo que nos regala la Iglesia, con D. José Antonio Satué, hombre buen discípulo del Señor y que seguro nos llega con los mejores deseos evangélicos. El próximo día 13 le acogemos cariñosamente y abiertos de par en para a trabajar con él.
Pues, como iglesia diocesana y cada cual personalmente, vamos a vivir con la sabiduría que nos hace ser buenos discípulos y buenos apóstoles. Sabiduría de la que nos habla la Palabra de Dios:
- La sabiduría de la humildad (1ª lec. Oración de Salomón): sólo así son rectos los caminos de los hombres. Dejémonos llevar por Dios, Él es el centro: ¡que yo no aspire nunca a ser centro, sino servidor de los demás y aprendiz de los demás!
- La sabiduría de la fraternidad (2ª lec. Pablo a Filemón): que tengas al otro nunca como esclavo, sino como hermano, como hermano querido. Cada persona no es “el otro”, sino que es “mi hermano”.
4. En resumen
Dios es el centro de mi vida, y yo sencillamente a su disposición, disponibilidad: silencio y reflexión, escucha de su Palabra, oración ante el sagrario, lectura del evangelio en la armonía del hogar…
Los hijos de Dios, todos, son mis hermanos: yo servidor de todos, donde quiera que esté (familia, parroquia, grupo, trabajo, amigos, vecinos…). De niño me enseñaba un maestro, para distinguir el valor de las comas y las tildes, la diferencia entre: -lo mejor y lo primero, para mí, compañero. —
-lo mejor y lo primero, para mi compañero. ++
Y María nos asegura la victoria: Ella, la mejor discípula de Jesús, y a la que mañana celebramos como Santa María de la Victoria, siempre nos lleva de la mano, es Madre, y la celebramos como patrona de la ciudad y de la diócesis y como Madre. Santa María de la Victoria, ruega por nosotros.
Antonio Aguilera









