1. La gran noticia
Hermanos, frecuentemente estamos habituados a malas noticias y muy cansados por ellas, sin embargo anoche hubo una formidable excepción, nos llegó una gran y buenísima noticia, es la que dio el ángel a los pastores:
Mirad, os anuncio una gran alegría, para todo el pueblo: en la ciudad de
David, en Belén, os ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor.
Noticia esperada y anhelada: –El pueblo caminaba en tinieblas (Is 9,1).
-Necesitaban y buscaban un Salvador.
Y la noticia llegó. Y se transformó luego hasta el modo de contar la historia: antes de Cristo, después de Cristo. Cristo, el gran hito, el gran momento en la historia de los hombres, el kairós = el gran tiempo de Dios.
Y es que la noticia era bien grande:
-Que la misma Palabra de Dios, el mismo Dios, el que lo hizo todo, el que
era la luz de los hombres…
-vino al mundo, vino al mundo como a su casa, se hizo carne, acampó
entre nosotros.
–Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos
contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de
gracia y de verdad, dice el evangelio de Juan proclamado.
= El totalmente Otro se identificó con nosotros.
El Dios omnipotente, toma carne y sangre de debilidad; como cada uno de
nosotros. Se hace niño con llanto, como lo hemos sido todos nosotros.
2. Efectivamente, Dios ha hablado
-Dios que ha hablado siempre a los hombres,
-nos ha hablado -en la palabra más completa,
-en la imagen definitiva, en su propio Hijo:
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a
nuestros padres … ahora en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo … Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser.
Así hemos escuchado en la carta a los Hebreos, 2ª lectura.
Anhelo de los hombres ha sido siempre conocer a Dios. Parecía imposible: ¿cómo yo, criatura humana, criatura limitada, puedo conocer a Dios, el ser infinito? ¡Imposible!
¡Pues no, no ha sido imposible! ¡Ya conocemos a Dios! Es Jesús
-el nacido en Belén: en los márgenes… en las afueras…
-el de los pañales, el del pesebre: lo encontraréis envuelto
en pañales, en un pesebre…
-Así Él asume el llanto humano y el dolor de los hombres…
Y ese Jesús, niño y débil, es Dios; y es la luz que brilla en medio de todas las tinieblas, y es la luz que no pueden ahogar las tinieblas… nuestras sombras.
3. Él ha realizado su misión, ahora nos toca a nosotros
-Nació para nosotros, entre nosotros, y ha vivido para nosotros…
-Hemos experimentado su gloria = hemos contemplado su gloria…
Nos toca a nosotros -vivirlo, gozarlo;
-y llevar la gran noticia por todas partes,
con todas las formas posibles.
Nos toca (1ª lect. Isaías) -ser mensajeros que anuncian la paz,
-llevar la buena noticia de la salvación,
-pregonar la victoria de nuestro Dios.
¿Cómo hacerlo en tiempo de dificultad, de mundo roto, de desánimos…?
¡Sí! Viviendo en servicio a los demás… como viene haciendo tanta gente.
Porque Dios se hizo el servidor de todos… ¡nosotros con Él!
Servir en la familia, en honradez profesional, en abajamiento, en humildad
Y, para llevar esa gran noticia, ver cara a cara al Señor: contemplación del Señor, experiencia de Él, conversación con Él, vida en Él…
En silencio, contemplemos el Misterio… Nos trasladamos a Belén, como si presente me hallare… Y que, al menos, como se ve en tantos belenes, seamos la mula y el buey, de los que dice el profeta Isaías: Hijos crie y saqué adelante / y ellos se rebelaron contra mí. / Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. / Israel no conoce, / mi pueblo no discierne (Is 1,2-3).
- Seamos, al menos, el buey que conoce a su dueño y le es agradecido:
contemplemos y conozcamos al Niño Dios.
- Seamos, al menos, el asno o la mula que agradecen la comida, los dones
que el Señor nos da = Contemplemos y agradezcamos.
El que es la Palabra definitiva de Dios, está entre nosotros.
Acojamos al que es la Palabra en nuestra vida, y seamos palabra suya para todos los hermanos… Llevemos en nosotros, a los demás, la PALABRA…
Asomémonos a Belén, contemplemos el Misterio
- ¿Qué veo allí? …
- ¿Qué me dice la escena? …
- ¿Qué me dicen la mula y el buey, que hablan? …
- ¿Qué me dice el Niño? …
- ¿Qué me dicen María y José? … -Silencio… callados…
-Contemplamos…
Nuestras palabras son muy chicas, QUIEN hay allí es muy grande…
Antonio Aguilera