Este mundo nuestro está pidiendo a gritos más plegarias de quienes creemos en Jesús. Sobran tensiones, descalificaciones de unos hacia otros y odios entre personas y pueblos. Debemos rezar más, convencidos de que el Señor escucha siempre nuestras plegarias si éstas salen de lo más profundo de nuestros corazones. No hemos sido enviados a imponer nuestras ideas por la fuerza, sino a sembrar la semilla de la paz, la comprensión, el amor a todos, aunque no sean de los nuestros.
Jesús nos salvó en la cruz. En ella se inmoló por nuestras faltas. Por eso, el madero en el que fue sacrificado es el símbolo