Muchas y grandes son las obras que Dios hace para nuestro bien. La más grande: la inmolación voluntaria de su Hijo para liberarnos de la esclavitud y hacernos herederos suyos. Reconocerlo es nuestra obligación como creyentes. Pregonarlo entre quienes nos rodean es una forma de manifestarle nuestra gratitud.
¿De verdad queremos ser buenos cristianos? Un paso de gigante para avanzar en ello es mostrarnos más humildes. En todo. La humildad es renunciar: a