1. La persona enferma, caída, ¿qué animo tiene?
Miremos a la vida: Cuando nos encontramos a una persona enferma, de enfermedad grave, o de largos años en cama… ¿qué ánimo tiene?
Poco ánimo, ¿verdad? O un ánimo muy caído, muy apagado…
Tanto la primera lectura como el Evangelio de hoy, que acabamos de escuchar, nos lo retratan muy bien:
- Job es el personaje del que nos habla la primera lectura: según los capítulos 1 y 2 del libro de Job, él ha perdido sus bienes, ha perdido sus hijos, ahora está enfermo de enfermedad grave…
¿Y qué dice él en el texto que hemos escuchado antes (cap. 7)? Que lo único que espera ya es lo del jornalero, su pequeño salario; que, como un esclavo cansado de trabajar, ya sólo busca un poco de sombra; que su herencia ya son meses baldíos y noches de fatiga; que su vida es un soplo… Se le ve con desánimo total, con abatimiento total…
- Ev: la suegra de Pedro. Una persona mayor, ahora enferma, en cama, con fiebre… Ni se levanta, no tiene perspectivas… ¡Casi ni ganas de vivir!
Y si miramos, como decía antes, a nuestro entorno, ¿verdad que también encontramos personas en situaciones similares? Y muchas en este tiempo de pandemia: por enfermedad, por miedo, por soledad, por aislamiento…
2. Sentarse al lado, la mano tendida
Indudablemente estas personas necesitan algo, y necesitan de todos nosotros. ¿Qué es lo que necesitan? Hay cosas que nosotros no podemos darles: la salud misma; pero otras cosas sí podemos aportarles. ¿Cómo? Sencillamente con un lenguaje gestual.
Distinguimos muy bien entre el lenguaje verbal y el lenguaje gestual, entre el lenguaje de palabras y el lenguaje de gestos, ¿verdad? Ej: “niño no hagas eso”, o… un gesto de “tras-tras”…
A Job, cuando unos amigos van a verlo, según el final del capítulo 2, se lo encuentran con lepra, abatido, hundido… Y no le dicen palabras, simplemente lloran con él y se sientan a su lado… No dicen nada, están con él. ¡Qué buen gesto! ¡Qué acertado!
Jesús también suele utilizar mucho el lenguaje de gestos: toca a leprosos, impone sus manos bendiciendo, agarra y levanta a enfermos… En el relato de hoy a la suegra de Pedro “se acercó, la cogió de la mano y la levantó”. ¿Y qué sintió aquella mujer con estos gestos? Algo muy grande, una fuerza especial… Dice el relato que “se le pasó la fiebre y se puso a servirles”.
Es decir, cuando te sientas al lado de alguien, le miras con cariño, le coges la mano… o le haces una llamada de teléfono… le das una fuerza especial.
3. Y eso es posible vivirlo nosotros cada día
Y esto anterior a nosotros nos es posible vivirlo cada día:
- Los que visitáis enfermos para estar un rato con ellos… quienes en las parroquias colaboran en pastoral de la salud, visitando, llevando la comunión… sabéis muy bien lo agradecidas que son las personas enfermas, el buen rato que pasan con una visita… Y el buen rato que os hacen pasar (¡Cuántas veces decís “recibo mucho más de lo que doy”!).
- Cuando en la familia o entre los vecinos cada uno de nosotros dedicamos un rato a la persona más desvalida, ¡qué animo le damos!
Es decir, hay cosas grandes a las que no podemos llegar –no sé: irme a misiones a mi edad, resolver yo el problema de los transeúntes, curar enferme-dades–, pero hay pequeños gestos que son de gran valor y que dan vida a otros. Esos pequeños gestos, que son grandes en calidad, ¡vamos a hacerlos! ¡Ayudamos y recibimos muchísimo! Es cuidarnos unos a otros…
4. ¿Qué necesitamos para ello?
Algo muy sencillo, yo propondría, en nuestro caso, tres cosas posibles:
- Sentido común: saber acercarnos al enfermo con mucho respeto, con sencillez, con cariño, con cordialidad, sin pesadez, con el tiempo adecua-do y quizás sin muchas palabras. Y, desde luego, muy discretos siempre.
- Decisión: es claro, decidirnos a hacerlo. Reorganizar nuestro tiempo: en nuestra distribución del tiempo –que lo invertimos en tantas cosas—dedicar unos ratos a la semana a algo tan esencial como es estar con los que más nos necesitan, con personas que están o se sienten solas. O llamada de tlf…
- Como discípulos de Jesús: enmarcar esta tarea en el marco que él la coloca: salió de la sinagoga –orar- / fue a ver a la enferma… curó otros enfermos… / se marchó a un descampado a orar:
= Oración / acción curativa, acción sanadora / oración.
= Las acciones que hagamos, para que sean sanadoras, hemos de
enmarcarlas entre encuentros con el Señor.
5. ¡Vamos a ello!
– Que el más débil tenga buen sitio en nuestro quehacer.
-Esta semana, Manos Unidas, 9-V: Día del ayuno voluntario.
-Próximo Domingo, el día 11, comienza la Jornada Mundial
del Enfermo (que cierra el 5-mayo, con la Pascua del
Enfermo): “Dar esperanza en la tristeza”. Para ello, el papa
Francisco nos dice: Hagamos crecer la cultura de la ternura.
Antonio Aguilera