1. Unos dicen que… Otros dicen que…
- El Evangelio que acabamos de escuchar, del cap 8 de Marcos (8, 27-35), nos narra una escena muy interesante y muy provocativa, podemos decir, para cada uno de nosotros: Cristo nos pregunta a cada cual, directa y personalmente, ¿Tú quién dices que soy yo?
- En los capítulos anteriores Marcos ha narrado varias curaciones de enfermos, expulsiones de demonios, diversos milagros, 1ª y 2ª multiplicación de los panes… Todo esto coincidía muy bien con las expectativas mesiánicas del pueblo.
- La gente está viendo esas actuaciones y pensaría de él:
Este rabino -no busca el poder,
-no busca la riqueza ni la grandeza ni los honores…
-se desvive por la gente…
-sirve a los demás… ¿Quién es este hombre?
- Y ante esa pregunta, el pueblo andaba dividido: unos dicen que es Juan Bautista, otros que es Elías, otros que alguno de los profetas redivivo…
- ¿Quién es este hombre? Había distintas visiones sobre él…
2. Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
- A Jesús no le vale lo que dicen en general, las opiniones vagas que se escuchan, lo oído o sabido de memoria… Y pregunta directamente, provocativamente, a sus discípulos: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
- Espontáneamente, con su fuerza habitual, salta Pedro: Tú eres el Mesías, el Cristo, el que había de venir.
- La respuesta está bien formulada. Pedro lo va conociendo de cerca, había intuido más que otros y responde con más precisión. Efectivamente, el Maestro es el Mesías, el Cristo que había de venir.
- Pero Jesús es consciente de que hay todavía deficiencias graves en esa fe de Pedro, sabe que hay que purificar la concepción de mesianismo que tienen aquellos discípulos. Y empezó a instruirles, explicándoselo con toda claridad, dice Marcos: El Mesías tiene que padecer mucho. Será condenado, será ejecutado… Primer anuncio de la pasión, vendrán luego dos más.
- No nos confundamos nunca en nuestra fe: ni Cristo ni el cristiano, ni el Maestro ni los discípulos han de ser un triunfador de este mundo. Lo de Cristo y lo del cristiano va por la entrega (y la entrega cuesta sangre, sudor y lágrimas); lo de Cristo y lo del cristiano va por asumir con hondura la radicalidad de cada día, va por gastarse por los demás…
- Y el Señor es muy explícito al llamarnos: El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
- Luego, al tercer día, vendrá la resurrección. Pero antes es vida oculta, vida entregada, vida en generosidad y servicio para todos. Buen pastor, desde el centro de la cruz (cf. cruz y Buen Pastor del Seminario).
- A Pedro esto le costaba mucho entenderlo y asumirlo. A nosotros también.
3. La correcta orientación
- Ante eso, uno tiembla un poco. Entran ganas de echarse atrás.
Isaías, en la primera lectura (Is 50,5-9), nos da una respuesta de hombre convencido: El Señor me abrió el oído, yo no resistí ni me eché atrás, ofrecí la espalda a quienes me apaleaban… El Señor me ayuda, por eso pude afrontarlo todo… Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién podrá condenarme?
- Y Santiago, en la segunda lectura (St 2,14-18), deseando que seamos mujeres de fe, hombres de fe… y animando a que nos echemos profundamente en los brazos de Dios…
Nos dice: eso sí, una fe con obras. La fe que no tiene obras, por sí sola está muerta.
4. Aplicación
- Visto lo anterior, pienso que ahora al inicio del curso, podemos concluir lo siguiente:
Conocimiento, vivencia, y fe con obras.
a) Conocimiento:
– Es decir, no quedarnos en conocer a Jesús de oídas, superficialmente… unos dicen que…, otros dicen que… Conocerlo ahondando en él, refrescando y actualizando lo que un día aprendimos y hoy necesitamos reformularlo con nuevas palabras…
-En las parroquias hay espacio y ocasiones para ello… En la diócesis tenemos
espacios para ello: Escuela de Teología, CSET, cursillos, grupos de vida …
Lecturas: un buen libro de fe para el curso: Biografía de Jesús, de un santo; Catecismo de la I.C.; escritos del Papa, repasemos: La alegría del Evangelio, El rostro de la misericordia, Alabado seas, La alegría del amor, Fratelli tutti…
b) Vivencia: Y en esto incluyamos especialmente el trato con Él. Oración, Evangelio, Sacramentos…
c) Obras coherentes: Testigos del Evangelio en la familia, en la profesión, en la calle, en los ámbitos de servicio y decisión
(Ampas, Ong’s, asociaciones diversas…)
Compartiendo en Cáritas…
Con inmigrantes, refugiados… Enfermos, ancianos…
= ¡Diariamente surge algo posible! ¡Estemos atentos a servir!
Antonio Aguilera