1. Lo seguía mucha gente porque habían visto los signos
Acabamos de abrir nuestro corazón al evangelio, acabamos de escuchar la Buena Noticia del Señor.
- Y hemos podido observar que Jesús enseña en campo abierto a miles de personas (“Solo los hombres eran unos cinco mil”, dice el evangelista).
- Jesús no se encierra en un grupo de selectos, se dirige a todos: hoy también a nosotros. Él nos está hablando a ti y a mí, a cada uno.
- Y en esta palabra que nos llega, hoy dos detalles importantes:
- “Lo seguía mucha gente”. Esto es un hecho que se repite con frecuencia, según los evangelios. ¿Por qué lo seguían?
- ¿Porque ofrecía un camino fácil? Evidentemente que no: “Los pájaros tienen nidos y las zorras madrigueras… El Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza” (Lc 9,57ss). “Ve, vende lo que tienes… y después ven y sígueme” (Mc 10,21ss). “El que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás no es digno de ser mi discípulo” (Lc 9,62).
- ¿Porque era uno de los importantes del templo, del Sanedrín, de la ciudad? No, él era de la clase baja: “El hijo del carpintero” (Mt 13,55).
Es claro que lo seguían quienes buscaban algo profundo y con sentido… Quienes ya estaban hartos de promesas incumplidas… Quienes no eran escuchados por nadie… Quienes querían transformar sus vidas y se veían sin fuerzas… Quienes estaban cansados y agobiados… (cf. Mt 11,28ss).
Y es que en él habían encontrado, encontraban, el apoyo, la fuerza, el valor para caminar… para llenar de sentido su vida…
Y lo seguían quienes querían darse, quienes buscaban la verdad…
- Quien tenía algo, lo ponía a disposición de todos: quiere dar de comer a la gente… “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces”.
- Y aquel muchacho no tenía más… Pero eso que tenía lo puso a disposición de Jesús para que fuera para todos… Era un joven de corazón generoso… como hay tantos… (cf. Campo de Trabajo Lázaro).
- Si aquel joven hubiera dicho: “Yo no puedo resolver el problema, ¿para qué empezar?… Yo no soy nadie aquí… Esto me lo guardo para mí, vaya a que me falte luego…”
Allí habría faltado fe y no habría habido milagro de multiplicación; allí no habría habido presencia liberadora de Jesús…
- Pero allí se encontraron dos cosas muy importantes:
- Entrega de un muchacho al servicio de los demás…
- La fuerza de Dios, de Jesús, que multiplica…
= Hermanos, esa fuerza de Dios que multiplica lo bueno, no nos va a
faltar nunca… ¿Faltará la entrega de nuestros pocos panes y peces?
2. Simbolismo de la Eucaristía… Contemplemos:
- La gente se reúne en torno a Jesús… Como nosotros ahora mismo…
- Acción de gracias al Padre: a ese Padre que nos convoca a todos… que nos convoca como somos y con lo poco que tenemos…
- El encargo, la misión: A Eliseo: Dáselos a la gente, que coman (lec. 1ª).A los discípulos: Decid a la gente… y vosotros repartid el pan…
- Se reparte el pan entre todos…y hay para todos: compartir el pan del altar tiene pleno sentido, si estamos dispuestos a compartir la vida entre nosotros. Un compartir la vida para el que tendremos una gran fuerza.
- Oye, esto es formidable, es Eucaristía viva y vivida: reunidos en torno a Jesús, el Maestro y el Señor; dando gracias al padre; compartiendo lo que cada cual tenemos; asumiendo la tarea de servidores de los demás… Es la gran vocación a la que hemos sido convocados… con el talante de la humildad, la comprensión, el amor, la unidad… (lec. 2ª).
3. Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores
A esa vocación que tan maravillosamente describe Pablo en su carta estamos llamados todos nosotros, por supuesto. Y queremos vivirla bien.
Y hoy celebramos la vida de personas que han destacado siempre y destacan con gran servicio y generosidad también en nuestro tiempo., los abuelos. Hoy, IV Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores.
Con un lema muy llamativo: “En la vejez no me abandones”.
Y con una realidad riquísima: ¡Qué gran servicio prestan los abuelos y los mayores en las familias, en nuestras parroquias y en la sociedad entera!
Servicio impagable en las familias, y en todos los demás campos de la vida. Y en la transmisión de la fe: esas abuelas, esos abuelos, esos mayores en general, enseñando a los nietos el evangelio, las oraciones y el camino del bien.
Cuidemos a nuestros mayores que tan bien ponen a disposición de todos sus cualidades, sus panes y sus peces, su entrega y cariño constantes.
¡Y seamos muy agradecidos con ellos!
Antonio Aguilera