Del desierto a la montaña. Jesús sube al Monte Tabor acompañado de Pedro, Santiago y Juan. Se anticipa lo que será el final de sus días: no la muerte, sino la resurrección y glorificación. La voz del Padre, abraza la vida de Jesús a quién debemos escuchar, acoger y vivir para acompañarlo hasta Jerusalén. ¡Qué bien se está aquí!, cuando se está junto a Jesús, con Jesús y para Jesús. El texto de la Transfiguración nos ayuda a vislumbrar que el final de este camino cuaresmal es la vida nueva de Dios que nos ama con locura y sin límites.
Salvador Gil Canto