Francisco Marto nació en el 11 de junio de 1908 y su hermana Jacinta, el 11 de marzo de 1910, en Ajustrel, cerca de Fátima (Portugal). Con su prima Lucía dos Santos se dedicaban a cuidar las ovejas de la familia, por los alrededores del pueblo. A los tres se les apareció la Virgen, en varias ocasiones, en Cova de Iria, Fátima, entre mayo y octubre de 1917. Desde muy temprana edad, los dos hermanos aprendieron a cuidarse de las malas relaciones, y preferían la compañía de su prima Lucía, quien les hablaba de Jesucristo. Los tres pasaban el día juntos, con las ovejas, rezando y jugando. Durante las apariciones, soportaron con espíritu inalterable y con admirable fortaleza las calumnias, las malas interpretaciones, las injurias, las persecuciones y hasta algunos días de prisión. Francisco era de carácter dócil y condescendiente. Le gustaba pasar el tiempo ayudando al necesitado. Todos lo reconocían como un muchacho sincero, justo, obediente y diligente. Jacinta era de clara inteligencia; ligera y alegre. Siempre estaba corriendo, saltando o bailando. Las apariciones les impulsaron a llevar una vida de entrega a Dios y a rezar por la salvación de los pecadores para consolar al Señor y a María. Jacinto murió, tras varios meses de enfermedad, el 4 de abril de 1918, y Jacinta, después de ser operada sin anestesia y sufrir físicamente mucho tiempo, el 20 de febrero de 1920. El 13 de mayo de 2017 fueron declarados santos por el papa Francisco, en Fátima. El Santo Padre dijo de ellos que son “ejemplos de superación de las contrariedades y sufrimientos gracias a la presencia divina en sus vidas”.
Otros santos del día:
• En Alejandría, en Egipto, conmemoración de san Serapión, mártir, quien, en tiempo del emperador Decio, fue víctima de atroces tormentos y, después de descoyuntarle todos los miembros, precipitado desde lo alto de su propia casa († hacia el año 248).
• Conmemoración de cinco beatos mártires que perecieron en la ciudad de Tiro de Fenicia, hoy en el Líbano, en tiempo del emperador Diocleciano, los cuales, azotados primero y luego expuestos desnudos a las fieras, mostraron su firme e inamovible constancia a pesar de su juventud. Uno de ellos, de apenas veinte años, oraba con los brazos extendidos en forma de cruz, y todos, finalmente, fueron degollados († 303).
• En Antioquía, en Siria, hoy Antakya, en Turquía, conmemoración de san Tiranión, obispo de Tiro y mártir, el cual, educado en la fe cristiana desde su más tierna edad, alcanzó la corona de la gloria al ser destrozado con garfios de hierro, junto con el presbítero Zenobio († 311).
• En Tournai, en la Galia Bélgica, actualmente en Bélgica, san Eleuterio, obispo († hacia el año 530).
• En el cenobio de san Trudón, en Brabante, de Austrasia, también en la actual Bélgica, tránsito de san Euquerio, obispo de Orleans, que, desterrado por Carlos Martel por razón de las calumnias de algunos envidiosos, encontró piadoso refugio entre aquellos monjes († hacia el año 738).
• En Catania, de Sicilia, región de Italia, san León, obispo, que se ocupó sobre todo del cuidado de los pobres († hacia el año 787).
• En Stutthof, cerca de Gdynia (Danzig), en Polonia, beata Julia Rodzinska, virgen de la Congregación de Hermanas de Santo Domingo y mártir, que durante la ocupación militar de su patria en tiempo de guerra fue confinada en un campo de concentración, donde, después de haber contraído una grave enfermedad, pasó a la gloria († 1945).
(Del Martirologio Romano)