Querida Comunidad parroquial:

Nos dirigimos a vosotros con el deseo de informaros de que el pasado mes de julio finalizó la segunda fase de la reforma de la Parroquia. Como muchos recordaréis esta obra-reforma se empezó en el 2005 y se ha realizado en dos fases que se han distanciado en el tiempo. Gracias a la ayuda de todos.

Con motivo de la Campaña para el Sostenimiento de la Iglesia que se celebra en España el día de la Iglesia Diocesana, en noviembre, queremos pedir vuestra colaboración económica para poder seguir sufragando los gastos de mantenimiento de nuestra Parroquia. Como miembros de la Iglesia Diocesana, todos somos invitados a tomar conciencia de que la Iglesia la tenemos que mantener entre todos.

Es conocido que el Estado hace una aportación de acuerdo con lo recaudado en la declaración de la Renta, cuando marcamos la casilla de la Iglesia, pero esta ayuda no es suficiente. Os animamos a seguir haciéndolo y además que marquéis también la de otras asociaciones no gubernamentales para que Cáritas la pueda recibir.

En la Parroquia se producen gastos diarios en la actividad pastoral, limpieza, suministros concertados, luz, agua, cuidados y reparación de los desperfectos del templo, etc.

Todos los feligreses tenemos que velar por tener unos servicios de calidad: reuniones, liturgia, sacramentos, etc. También están la conservación del inmueble y del entero edificio. Tampoco podemos olvidar la acción de Cáritas de ayuda a los necesitados.

Por todo esto no podemos ser indiferentes y debemos seguir siendo generosos con nuestra aportación. Hemos de decir, que nuestra feligresía es generosa, pero debemos dar un paso más, comprometiéndonos con cuotas mensuales para que la Parroquia pueda programar gastos, y de este modo asegurar que estos servicios puedan seguir realizándose, pues no podemos gastar más de lo que se ingresa.

También animamos a las personas que ya tienen una cuota a que puedan aumentarla un poco en la medida de sus posibilidades. Nosotros tratamos de ahorrar todo lo posible para poder colaborar con posibles gastos no previstos y con campañas de emergencias que se producen en la actualidad, como por ejemplo con la situación que se vive en Ucrania, o en Israel-Palestina.

Tengamos presente que la participación en el sostenimiento de la Iglesia es mucho más que un ejercicio de responsabilidad, es signo y consecuencia de la comunión con Dios y los hermanos. Una comunicad sostenible y solidaria es un verdadero regalo de Dios para nosotros y para el mundo. Es una comunidad que ilumina en un mundo que ha perdido los valores esenciales de humanidad y fraternidad.

Que el Señor nos bendiga y la Virgen de la Amargura nos ayude a seguir caminando como familia cristiana que anuncia la alegría del Evangelio.

Recibid un abrazo fraterno,

El Consejo de economía y los sacerdotes.