Una persona rencorosa no va por buen camino. Quien desea ser buen cristiano, aparta de sí el rencor para poder abrazar a los demás con amor, sirviéndoles en las ocasiones en que lo necesitan. Un corazón despojado de rencores es un corazón lleno de paz y dispuesto a cumplir con sus obligaciones correctamente, ayudando a las personas que tiene junto a él.
¿De verdad queremos ser buenos cristianos? Un paso de gigante para avanzar en ello es mostrarnos más humildes. En todo. La humildad es renunciar: a