Los bienes terrenales están para que con ellos contribuyamos a hacer más feliz la estancia de todos los hombres a su paso por este mundo. Nuestra tarea, como seguidores de Jesús, no debe ser la de convertirnos en siervos de las cosas materiales, sino en utilizar éstas para que nos ayuden a construir un mundo más justo, de acuerdo con los planes de Dios. No sirvamos a las riquezas, sino hagamos con ellas que mejoren la vida de los hombres.
¡Basta de quejas sobre lo mal que está todo! ¡Basta de añoranzas de pasados tiempos que, al parecer, fueron mejores! Compartamos la alegría de ser