Nos engañamos a nosotros mismos, y pretendemos engañar a Dios, cuando creemos que ciertas acciones las hacemos por caridad cuando la verdad es que actuamos por nuestros propios intereses: para que nos vean lo buenos que somos, para que nos sintamos contentos, para que nos alaben… El único interés que debe guiarnos es el servicio a los demás, sin esperar recompensa terrena. Ya recibiremos en su día la paga prometida.
El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio del amor total de un Dios que busca el bien de todos y cada uno de