En estos tiempos actualmente convulsos, como en otros similares de la historia humana, los cristianos que se entregan por completo a vivir la fe son los que hacen más viva a la Iglesia. La llamada para que adquiramos compromisos de acuerdo con lo que creemos es acuciante. Rehuirla es cobardía. La Iglesia necesita hoy más que nunca de creyentes que lo sean a tiempo completo y en todo lugar.
María, madre de Cristo y madre de la iglesia de la que somos miembros, es la luz que nos alumbra cuando estamos rodeados de tinieblas,