La costumbre de dejar pasar las pequeñas imperfecciones, las cosas que, aparentemente no tienen importancia, nos lleva, sin que nos demos cuenta, a ver como pequeño el gran defecto y asumirlo como algo normal. Solamente si nos esforzamos en eliminar las faltas pequeñas estaremos poniendo barreras a las grandes.
¿De verdad queremos ser buenos cristianos? Un paso de gigante para avanzar en ello es mostrarnos más humildes. En todo. La humildad es renunciar: a