Nos quejamos sin motivo. Quisiéramos que todo, en nuestras vidas, fueran comodidades, placeres, alegría y vivir bien. ¡Jesús, Señor nuestro, qué alejados nos encontramos de ti! Aún no hemos entendido que sufrir, pasarlo mal, renunciar a muchas cosas y entregarnos a servir a los demás es lo que nos acerca a ti. Porque si realmente queremos ser discípulos tuyos, debemos coger la cruz y seguirte. Ser cristiano es caminar no por una senda de rosas, sino de espinas. Pero es la senda que nos lleva hasta ti.
No importa tener razón, sino ser bueno y caritativo. Si somos capaces de mostrarnos sencillos y humildes en todo momento, también en nuestras conversaciones con