Comulgar es tocar el costado de Cristo, (es recibir su Corazón).
La puerta cerrada no impide la nueva presencia de Jesús Resucitado entre nosotros.
Jesús irrumpe en cualquier momento en nuestra vida. Solo hay que tener fe.
Tomás nos representa a todos. Creer es confiar en que Dios hace las cosas a su modo, es abandonarse en Él.
Sin embargo, nosotros queremos tocar, palpar, tener signos evidentes de que Jesús está con nosotros.
Del costado de Jesús nace la nueva vida que se nos regala en la Eucaristía, presencia real y viva del Señor a quien amamos.
Que nuestra oración en esta semana sea la de Tomás: «Señor mío y Dios mío».
Jesús te responderá: «Dichoso tú que has creído sin ver».
Salvador Gil Canto