Vestir al desnudo, dar de comer al hambriento… El Evangelio nos insta permanentemente a amar a Dios y a los hermanos, que son criaturas suyas. Y el amor a los demás no se entiende si no se comparte lo que se tiene con quien carece de lo más elemental. Al final de los tiempos, el examen que tendremos que contestar es si hemos amado como el Señor nos ha dicho.
No es admisible practicar la caridad con tristeza. Ni con desgana. Ni por compromiso social. Hay que poner en ello alegría, ilusión, entrega. Porque eso