Testimonio de Margarita Cazorla
Responsable de acogida
Mi querido y anónimo lector:
Inicio así, bajo el amparo de la Palabra de Dios, éste que quiere ser, con la mayor sinceridad posible, mi testimonio personal sobre lo que significa para mí trabajar en la secretaría de nuestra parroquia: En todo dad gracias… y es cierto, pues lo primero que me nace en el corazón es la acción de gracias por permitir poner a disposición de los demás lo que soy, lo que el Señor me ha regalado. Mi trabajo en esta parroquia no me es sólo una tarea, un quehacer, más bien lo vivo como un servicio a las personas que pasan por aquí, una vivencia de lo que el Señor Jesús, por su Espíritu Santo, hace en mi vida en este lugar y en este tiempo presente; por tanto, en aquello que haga bien, siempre la Gloriasea al Señor… y lo que sólo sea mediocre, o incluso mal… fruto de la limitación personal, humana.
Es por ello, por la Gracia del Señor aquí, por lo que pienso que mi principal labor en esta parroquia es escuchar la exhortación paulina… No extingáis al Espíritu…bajo este sentir es como intento ponerme a disposición de su Voz, tratando de discernir cada día qué es lo que debo hacer y cómo hacerlo. Una de los momentos más íntimos con el Señor me lo regala esta parroquia, en la Capilla del Santísimo donde puedo estar en la Presencia de nuestro Divino Maestro para dejarmeaconsejar por Él, tratando de poner en acción lo que nos dice… no despreciéis las profecías; Examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Mi día a día arranca desde aquí, desde la oración que me pone en camino hasta la acción y ésta ocupa, unas veces, asuntos administrativos (anotación en los Libros sacramentales, anotaciones contables, organización, etc.) y otras, la mayor parte del tiempo, es en la atención a las personas; esto último trato de que sea prioritario; que nunca “los papeles, la burocracia” hagan sombra a lo fundamental que es la persona humana. Un don precioso del Espíritu es sentirse Iglesia y tengo que agradecer a Dios contar con un buen número de hermanos en la fe con los que caminar, es la comunidad parroquial, plataforma evangelizadora, que testimonia, por su presencia perseverante y servicio, la acción del Señor. Junto a ellos, también vienen, como don regalado, muchas personas que vienen al despacho parroquial para solicitar sacramentos, hacer alguna consulta o cualquier otra cuestión; en alguna ocasión, la persona que se acerca sólo necesita ser escuchada. No puedo omitir otra experiencia enriquecedora: son los seminaristas que han pasado por aquí, para estar con nosotros algún tiempo, al final de su formación en el Seminario, en su período de diaconado y, finalmente, como presbítero, hasta su destino.
Estad siempre alegres. Orad constantemente: no andaría en la verdad si omitiese una realidad que vivo en nuestra comunidad parroquial y creo que es algo inherente al ser cristiano; se trata de constatar que no es fácil asumir, corregir y mejorar este “espacio sagrado”, la cruz de cada día me acompaña también en el trabajo; pero lo digo como testimonio pues … Bendito sea Dios que todos los años nos renueva en la fuente de la alegría y de la paz: el Santo Triduo Pascual, que culmina en la Vigilia de Resurrección y une a todas las familias de la comunidad parroquial con la Iglesia universal que celebra el triunfo de su Señor. Desde aquí, en este trabajo y en todo quehacer de la vida, por la Gracia de Dios, confío en “buscar y hallar a Dios en todas las cosas para en todo amar y servir”.