Si realmente queremos ser fieles a Jesús, todos nuestros actos, dichos y pensamientos deben estar orientados a procurar vivir de acuerdo con sus enseñanzas: amarle a Él y amar a los que nos rodean. Es la razón de nuestra existencia. Como somos débiles, pidamos al Padre que nos ayude. Con su ayuda, nos resultará más fácil vivir el mensaje evangélico y complacer al Señor que confía en nosotros.
Ante los que no son creyentes podemos tener diferentes comportamientos. Uno de ellos, y es el más correcto, es intentar que conozcan nuestra fe y