1. Días grandes del Señor
Venimos celebrando en estas últimas semanas días grandes de Dios: Ascensión del Señor a los cielos (24-mayo), Venida del Espíritu Santo en Pentecostés (31-mayo), y día de la Santísima Trinidad (7-junio, domingo pasado). Hemos celebrado, por tanto, Jesús a la derecha del Padre, el Espíritu que fortalece y guía nuestra vida, y la Trinidad Santa –el Padre, el Hijo y el Espíritu- en comunidad de amor y al servicio de los hombres.
Hoy tenemos otra gran fiesta, el Corpus Christi: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y día de la Ascensión.
La fiesta del Corpus nos recalca la presencia del Señor en nuestra vida, su presencia. Jesús les había dicho a los discípulos (Mt 28,19-20):
- Caminad por el mundo, id y haced discípulos míos en todos los pueblos…
- Y añadió: Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Y en la Eucaristía tenemos ese estar Él con nosotros todos los días, su presencia constante, continua, plena… que nos alienta para ir a todas las gentes.
2. Presencia suya expresada en contexto de Pascua
Esto comenzó en el Jueves Santo, aquel primer Jueves Santo estaban en contexto de Pascua, celebraban la Pascua judía Jesús y sus discípulos.
- La Pascua para el judaísmo tenía el valor de ser su fiesta fundante como pueblo y era, por así decirlo, fiesta de liberación.
- La Pascua de Jesús para nosotros también tiene ese valor de presencia fundante: la presencia de Jesús nos da cimiento, consistencia y vida; y tiene, además, valor de fiesta de liberación total y absoluta: en Jesucristo nuestros pecados son perdonados y nuestra vida es totalmente rehecha.
Y su presencia nos la expresa el Señor en el rito del pan y del vino, convirtiéndolos Él –que lo puede todo- en su Cuerpo y su Sangre para ser vida en nosotros y ser el alimento que necesitamos.
3. Eucaristía, sacramento de presencia, entrega y comunión
La Eucaristía, por tanto, sacramento de la presencia de Jesús que nos da cimiento para ser mujeres y hombres de Dios; y que nos da alimento y fuerza para caminar según el Evangelio por los caminos de la vida.
Y nos capacita para hacer el camino de la vida forjando unidad entre todos nosotros, unidad y comunión: El cáliz, ¿no nos une a todos en la sangre de Cristo… El pan, ¿no nos une a todos en el cuerpo de Cristo? (2ª lec., 1ª Cor).
La Eucaristía, sacramento de la entrega total del Señor: no fue lo suyo sólo darse, fue más, mucho más: fue quedarse para siempre y darnos fuerza para nueva forma de vivir.
Y aquí lo tenemos, en el altar cuando celebramos la Eucaristía.
Y en el sagrario constantemente escuchándonos, atendiendo nuestros cansancios, iluminando nuestras dudas, dispuesto a nuestras plegarias, amigo fiel y amigo siempre con la puerta abierta… ¿Cuándo hablo con Él?
La semana tiene 7 días. 7 días x 24 horas = 168 horas. 168 horas x 4 cuartos de hora cada una = 672 cuartos de hora. A Él, que es el amigo fiel, de esos 672 cuartos de hora que tiene la semana, ¿cuántos cuartos de hora le has dedicado a estar con Él, a charlar con Él? De 672, ¿cuántos esta semana?…
¿Verdad que la cuenta es muy sencilla? Y el resultado impacta, seguro…
¡Vamos a dedicarle su tiempo al Señor! ¡Vamos a disfrutar de la presencia y la conversación con el amigo que nos ama! ¡Que Él es el alimento que da vida! “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan vivirá para siempre”, nos recuerda el evangelio recién proclamado.
4. Y este Jesús, el Señor, está “sentado a la mesa con ellos” (Lc 24,18)
La Eucaristía, por tanto, es sacramento de presencia, fuerza y comunión. Comunión de todos nosotros con Cristo, comunión de todos los bautizados en iglesia, comunión de todos los parroquianos en parroquia, y comunión de todos nosotros con todos los hombres. Comulgamos con Cristo, “comulgamos” también con los hermanos.
Comunión de todos nosotros con todos los hombres y mujeres, especialmente con los más necesitados, que la expresamos y canalizamos a través de Cáritas. Cáritas, la forma mejor de canalizar comunitariamente nuestra ayuda a los hermanos. Hoy Cáritas, la iglesia en su vertiente de caridad, celebra el Día de la Caridad. Y Cáritas siempre es tu brazo ayudando a los demás.
Necesitan muchos hermanos ayuda de otros hermanos. Y necesitamos nosotros, para ser hermanos, ayudar a quienes nos necesitan.
Cáritas, en el mensaje de los Obispos para este día del Corpus, nos recalca hoy la expresión: Sentado a la mesa con ellos. Escena de Jesús con los discípulos de Emaús. Escena que nos hace mirar, en este tiempo de pandemia –con muertes dolorosas, enfermedad, y grave crisis económica y social- a Jesús, que se hace presente a través de tantas personas que han servido y sirven a los demás, los santos de la puerta de al lado.
Un Jesús al que celebramos en la festividad del Corpus Christi, compadecido de nuestra enfermedad, de nuestra desesperanza y dolor… que nos invita a encontrarnos con Él y, con Cáritas, a compartir con los hermanos.
Antonio Aguilera